Capitulo 514

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Narra Gaby

Me mira en silencio, con gesto apático.

+ ¿No vas a darme un beso?

Pregunto abriendo mis brazos para recibirla y dando un paso adelante para alcanzarla. Esta preciosa, su tripita ha crecido un poco. Joder, la he echado tantísimo de menos.

Ella se queda inmóvil, confundiéndome. Hace algunos días me rogaba que regrese a casa y la abrace fuerte, sin soltarla. Es lo que pienso hacer. Llenarla de mimos hasta desgastarnos la piel.

+ Cariño.

Hago el amago de dejar una caricia en su rostro, buscando hacerla reaccionar, pero se aparta.

+ ¿Qué pasa?

Pregunto contrariado.

- Vete.

Me pide, clavándome el frío de su mirada en el pecho.

+ ¿Qué?

- Quiero que te vayas.

+ Pero...

- No me vale que aparezcas de repente, dando una sorpresa como si nada hubiese pasado.

+ Malú, estaba con mi hermana.

- Ya. Y yo aquí, sola...

Remarca esta última palabra.

- Suplicándote que volvieras.

+ Y aquí estoy.

- Tarde.

Me mira con desdén, aunque la conozco tan bien que aseguraría que por dentro se hace pequeñita y está luchando por no explotar en un llanto incontrolable. Aun así, el orgullo le gana la batalla.

+ A veces eres tan injusta.

Sentencio.

- Y tú tan egoísta.

Contraataca enrabietada.

- Vas de romántico, prometiendo bajarme la luna y regalarme las estrellas si te lo pidiera, y cuando lo que necesito es algo tan simple como que ocupes tu lugar, a mi lado, te niegas, sin que te importe nada.

Cada una de sus palabras me hace flipar más que la anterior. Se está pasando varios pueblos.

+ No estuve de paseo, ¡joder!

Elevo la voz preso de la desesperación.

+ ¡Mi hermana está con depresión!

- Y tú mujer...

Levanta la mano, señalando el anillo que viste su dedo anular.

- Con el bombo.

Indica su abultada barriga.

- Con otras tres hijas, que por cierto, también necesitan a su padre.

Sus ojos destellan tanta rabia que me cuesta reconocerla.

- No tienes una puta idea de todo lo que pasó en estas tres semanas.

Me recrimina.

- En realidad si la tienes, porque las primeras cagadas te las conté.

Grita enajenada.

- Por si no entendías las señales, te pedí que volvieras.

Me recuerda haciéndome sentir culpable. Igual no llegué a ser consciente de cuanto me necesitaba.

- Pero tu decisión fue muy clara, te quedaste con Daniela, y a mi, que me den, ¿no?

+ No puedo creer que tengas cara para llamarme a mi egoísta.

Espeto dolido y enfadado. Muy enfadado por sus maneras. Yo admito mi error, pero ella actúa como si me hubiese ido a pasarlo bien.

+ Allí.

Señalo con un gesto el final del pasillo.

+ Tienes un espejo. Te convendría usarlo.

Le aconsejo furioso.

+ Vendré esta tarde a ver a las chicas.

Anuncio antes de salir.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora