Capitulo 469

304 19 1
                                    

Narra Gaby

Camina delante de mí, chula y aprovechando cada paso para contonearse, sabiendo lo que me ha provocado y orgullosa de ello. No puedo verle la cara, pero me juego la vida a que sonríe.

+ Tendría que castigarte sin sexo.

La reto parándome frente a ella, hemos llegado al coche y su espalda está apoyada en este. No tiene por donde escurrirse.

- Eso también supondría ser un castigo para ti.

+ Si tuviera que elegir ahora mismo, me decanto por verte sufrir.

Nuestros rostros están demasiado cerca.

- Apostaría por que tu amigo no dice lo mismo.

Baja la mirada a mi entrepierna.

+ Mi amigo...

Susurro en su oído. Abro la puerta del coche y la invito a sentarse con un gesto. Rodeó el vehículo e imito la acción.

+ Como te decía...

Acaricio su muslo, hasta llegar a su tanga, totalmente húmedo.

+ Mi amigo no está peor que tú.

Acaricio su intimidad, sin introducir mis dedos. No ha sido necesario para sacarle un suspiro.

- Arranca el puto coche si no quieres que sea yo misma la que me quite el vestido aquí.

Amenaza osada, haciéndome reír.

+ Vaya prisas, a mi que me apetecía charlar un poquito...

- Me follas y luego charlas lo que te apetezca.

Advierte con descaro. Una sonora carcajada resuena entre nosotros. Si ella supiera lo que adoro verla autoritaria y en la necesidad absoluta de unir nuestros cuerpos.

Obedezco a sus órdenes, conduzco a casa, sin dejar de jugar con su excitación, acariciando la cara interna de su muslo y un poco más con la mano que no tengo en el volante.

Subimos las escaleras entre trompicones y pasos torpes. Se ha enganchado a mi como un koala nada más cruzar la puerta de nuestro hogar, dejando besos húmedos por mi cuello, y como no, haciéndome perder la razón.

- Quita.

Se deshace de mi camisa con apremio. Niego risueño cuando escucho algún botón estrellarse contra el piso.

+ Fiera.

Me mira llena de inocencia, aunque sus ojos desprenden fuego. Me lanzo a su boca, y mis manos sin necesitar que las guíe dejan caricias por su cuerpo cubierto únicamente por un conjunto negro de encaje que me hace enloquecer. Me sé su anatomía de memoria, pero no quiero dejar de admirarla jamás.

- Vamos a liberar a tu amigo.

Anuncia buscando llenarme de placer.

+ Malú.

Su nombre escapa en un gemido de mi boca. Sabe a la perfección como tocarme.

+ Me voy a correr.

Apartó su mano, cuando siento que voy a explotar. No quiero hacerlo sin que sea ella primero la que alcance las puertas del paraíso.

Con mis labios hago el recorrido que me guían sus lunares, repartiendo besos por cada trocito de piel que voy encontrando. Llego hasta sus muslos, y me dedico a hacerla suspirar cuando mis manos y mi boca juegan en el vértice de sus piernas.

Grita mi nombre, y sé que ha llegado a la gloria. Con sus dedos enredados en mi pelo, vuelve a atraerme hasta sus labios, besándonos hasta perder el oxígeno que nuestros cuerpos deciden recuperar.

- Me gusta tenerte así, cerquita.

Promete.

+ ¿Qué tan cerquita?

- Dentro.

No necesito nada más para introducirme en ella y hacer ese baile de nuestras caderas que nos lleva a las estrellas. ¿Existe acaso una coreografía más perfecta que la nuestra?

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora