Capitulo 480

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Narra Malú

Han pasado varias semanas desde que me convertí en la mujer de Gaby. Casi 5 para ser precisa. Un mes en el que los días hacen larga la espera y las noches se llenan de pesadillas. Sueños horribles que me cortan la respiración. Imágenes aterradoras en estado onírico. Me he visto viuda, separada de las chicas, perdiendo a la niña, dejándolas huérfanas y otra lista de calamidades que no me apetece recordar. Por suerte sus brazos siempre están ahí, arropándome para disipar el miedo, sus dedos infalibles para apartar todas las lágrimas derramadas y sus susurros reconfortándome, para que pueda volver a dormir.

+ Sh... Aquí estoy.

Me rodea compasivo.

+ ¿Otra vez?

Asiento con un gesto, en un sollozo mudo.

El amanecer se cuela por la persiana haciéndome saber que él no volverá a dormir. Besa mi sien de forma cariñosa y luego se acomoda detrás de mi, apoyándose en el cabecero de la cama e invitándome a hacerlo yo en él.

+ Pequeña, creo que debiésemos hablar con un especialista.

- No lo necesito.

Estoy convencida.

- Sabes que es por los nervios de la adopción.

+ Sea cuál sea el motivo, no es normal que tengas pesadillas todas las noches.

- Si lo es.

Le contradigo.

- No me afecta durante el día.

Estuve informándome en internet. Muchas embarazadas tienen pesadillas de forma recurrente y si no altera el comportamiento diario, no hay de lo que preocuparse.

+ Ya.

Sé que no concuerda conmigo.

- Mañana acaba todo...

Le recuerdo.

- Dame unos días, y si no veo un cambio te prometo contactar con alguien.

Propongo. Los nervios me comen y podría asegurar que los trámites de adopción son el único motivo de mi desasosiego nocturno, el que a muy a mi pesar, he convertido en suyo.

+ Al menos, debieses mencionárselo a Eva.

- Solo unos días.

Pongo carita. Siempre me ayuda a convencerle.

+ Vale.

Accede dándose por vencido, sabe que a cabezota no me gana nadie.

+ Pero serán pocos esos días, me preocupas.

Confiesa. Sin decir nada recibo gustosa su beso en mi mejilla.

+ Acomódate, anda, que te hago unos mimos antes de ducharme.

- Eres un cielo.

Prometo, obedeciendo sus órdenes y dejándome hacer entre sus caricias. Como cada vez, esta madrugada también lo consigue, me relaja, entregándome nuevamente a los brazos de Morfeo.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora