Capitulo 484

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- ¡Que ilusión me hace esto!

Festeja como una niña sacando los adornos de la caja que acabo de subir. Vamos a colocar el árbol.

= Etella Daka.

Propone intentando ponerle el accesorio como sombrero a nuestra mascota. Que paciencia tiene Danka con Lucia, la pobre sufre varias de las trastadas que se le ocurren a nuestro bicho.

A: Tormento.

La mayor socorre al animal.

A: Póntela tú, no a Danka.

De algún modo consigue enganchar la estrella en el pelo de la enana haciéndonos carcajear a todos.

- Trae el movil, anda.

Me pide. Hay que inmortalizar este momento.

Narra Malú

Miro algo alejada sus sonrisas y me nutro de sus risas. Estos ratitos en familia no tienen precio. Toda mi vida he amado la navidad, y desde que estamos juntos, es más especial si cabe.

Recuerdo como si fuese ayer la mañana en que colocamos el árbol el año pasado. Alba venía de fiesta y tras una conmovedora charla me rogaba llamarme "mamá", las enanas no tardaron en imitarla y me regalaron el rol más bonito que pudiese desear.

Hoy nos toca a nosotros regalarles a ellas la confirmación de que nuestro lazo es inquebrantable.

+ Venga, una foto más.

Ahora que el árbol está listo y la noche ha caído, hemos encendido las luces que le adornan y la instantánea queda preciosa.

- Jo, como me gustan estas fiestas.

Miro a mi chico emocionada.

+ Voy a por unas cosas arriba, ¿por qué no preparáis unos Cola Cao para todos?

Propone. Volviendo con nosotras pocos minutos después que ya ocupamos los sofás con las tazas humeantes en la mesa de centro.

+ Chicas, tenemos una cosa importante que deciros.

= ¿Bebé?

Pregunta por su hermana.

+ Tu hermanita está aún en la tripa de mamá.

Le enseño mi abultada barriga.

- ¿Os apetece conocerla?

~ Sí.

A: ¿Qué es eso que tenéis que contarnos?

Pregunta desconfiada.

- Conozco a una chica, que hace más o menos un año, fue a una fiesta sin el permiso de su papá.

Relato una historia que las nenas no entenderán con mayor profundidad, pero ella sí.

- Y por no hacer caso...

Miro a las pequeñas, enseñándoles la moraleja.

- Se lo pasó muy mal.

~ Por eso hay que obedecer a papi y mami.

+ Claro que sí, Cami.

Sonríe enternecido por su inocencia. Los niños son así, simples.

~ ¿Y que pasó con aquella chica?

- Nada. Entendió que su padre sólo buscaba su bien.

A: Ya. También encontró a una persona que se convirtió en su mamá.

~ ¿Y la suya? ¿no tenia una, como nosotras hasta que llegaste tú?

- No, no hasta aquel día.

~ ¿Conoces a esa chica, Alba?

A: Puede.

~ Pobrecita, a mi no me gustaba no tener mamá.

Viene a sentarse sobre mi regazo.

- Cuando vosotras me habéis pedido que sea vuestra mamá, me habéis hecho muy feliz.

Les cuento.

- Pero yo solo lo era en casa, no para la ley.

~ ¿Qué es la ley?

+ Es difícil de explicar cielo, pero en ningún sitio decía que ella es vuestra madre, solo lo sabíamos nosotros y nuestra familia.

~ Mis amigos también lo saben.

Me la voy a comer de un bocado. Su ingenuidad me puede.

- Ya, es verdad, pero mirad.

Gaby saca algo de sus bolsillos.

- Hemos ido con un señor que ha dicho que vosotras sois mis hijas.

Les enseña los nuevos DNI, fuimos a hacerlos hace algunos días.

Alba nos mira perpleja.

- No merecía la pena alegar tanto.

Le regalo una mirada cómplice. Aquel día no paraba de protestar diciendo que ella no necesitaba uno nuevo.

A: ¿Nos estáis vacilando?

Coge el suyo, comprobando que mi apellido sigue al de su padre. Sus ojitos se inundan, esperando la confirmación de algo que entiende perfectamente.

- Os he adoptado.

Respondo a su pedido. Conmovida abro mis brazos para recibirla con un cálido abrazo.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora