Capitulo 530

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Narra Malú

D: Joder, llevo meses sin entrar en esta habitación.

La recorre con la mirada llena de nostalgia. Estas son las paredes que la han visto crecer, que fueron testigos mudos de sus locuras de adolescente y que guardan secretos que desconozco.

Esbozo una curva con los labios. No estoy segura que llegue a ser una sonrisa.

- ¿Te importa?

Pregunto tomando asiento en su cama.

D: Claro que no.

- Gracias.

Suspiro apurada.

D: ¿Estas bien?

- Sí.

Suelto el aire despacio.

- ¿De que querías hablar?

D: Supongo que debiese pedirte perdón.

Vuelvo a llenar mis pulmones de oxígeno.

D: Pareces más enfadada de lo que creía que estarías. Fui egoísta contigo, y con Gaby.

Ahonda en el tema, buscando mi perdón.

D: Contigo la que más.

- No tengo nada que perdonarte, Dana.

D: Ni tu gesto, ni tu actitud dicen lo mismo.

- No es contigo.

Afirmo.

- Lo que pasó no es tu culpa, y las cosas con Gaby ya las hemos solucionado.

D: ¿Entonces que te pasa?

Indaga.

D: Pareces incomoda con mi presencia.

- Lo estoy.

Vuelvo a soltar aire.

- No contigo.

Corrijo de inmediato.

- Estoy teniendo contracciones.

Confieso. Sentí la primera en el coche cuando estábamos viniendo, pero no quise alarmar a Gaby, puede ser una falsa alarma y en caso de no serlo, faltarán horas para que Sofía conozca el mundo y la ilusión de mi chico por esta cena era mucho mayor que la de un enano en el día de reyes. No quisiera arrebatársela.

D: Joder, Malú, ¿Cómo no has dicho nada?

- No sé si son de parto. Llevo semanas sintiéndolas.

D: ¿No habían parado?

- Sí.

D: Pues te estas poniendo de parto, hay que ir al hospital.

- No, espera.

La retengo cuando va a ir en busca del hombre que me metió en este embrollo.

- Se va a poner de los nervios, y aún son espaciadas y cortitas. Igual nos estamos precipitando.

Me mira poco convencida.

- Vamos a cenar, anda, que si la niña decide nacer, mejor que no nos pille con hambre.

Intento ponerle algo de humor al asunto.

D: ¿De verdad no me guardas rencor?

- Vamos a dejar atrás ese mal trago.

Propongo.

- Estáis aquí, Gaby está conmigo y a ti se te ve mejor, lo que me alegra enormemente.

Aseguro honesta. Siempre he tenido una estupenda relación con mi cuñada y deseo que siga siendo así, aunque se haya visto nublada el último tiempo.

D: Gracias.

Me abraza, Justo cuando mi chico nos interrumpe.

+ Mamá os lleva llamando un buen rato. Se enfría la cena.

D: Vamos.

Refleja una enorme sonrisa. Me da gusto verla así sabiendo lo que le ha tocado vivir.

+ ¿Estas bien?

Se preocupa. Conoce mis gestos a la perfección.

- Estupendamente.

Miento. O tal vez, no se considere mentir, sí que estoy estupendamente, aunque presa de esos nervios tan bonitos que ahora me invaden. Creo que conoceremos a Sofía esta noche.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora