Capitulo 465

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Narra Gaby

- ¡No!

Un estruendoso grito me despierta. Malú llora alterada a mi lado. Se incorpora con la respiración sofocada y todo su cuerpo temblando.

+ Shhhh, ven aquí.

Mis brazos la arropan.

+ Solo ha sido una pesadilla.

Mira a nuestro alrededor, comprobando que está en nuestra habitación, vestida por la penumbra. La luz de la luna se cuela levemente por la persiana que no quedó cerrada a la perfección, entiendo que no es suficiente, por lo que enciendo la luz de mi mesita.

+ Estas aquí, conmigo.

Confirmo dulcemente, acariciando su mejilla empapada, intentando llevarme sus lágrimas con mis dedos.

Está aterrada.

- Fue horrible.

Susurra. Se suelta de entre mis brazos y abre el cajón de su mesita. Coge los pendientes que le regaló mamá, y busca algo que no parece encontrar. Tras largos segundos apoya los pendientes y esconde su carita con sus manos, volviendo a llorar llena de angustia.

No dudo en volver a acogerla, dejándola bien pegadita a mí.

- No me sueltes.

Súplica indefensa, como una niña pequeña.

+ ¿Me lo quieres contar?

Pregunto estrechándola con más fuerza. Lo hace. Recordando detalles que la llenan de dolor, reviven sus miedos e incrementan sus lágrimas que vuelven a quebrarla.

+ Bueno... venga, bonita.

Beso su sien, dándole cobijo.

+ Ahora tranquila, ¿vale?

Intento que deje de llorar.

+ Voy a prepararte una tila, y luego te duermes abrazadita a mi.

Propongo.

- No me dejes sola.

Me pide tirándome del brazo al hacer el amago de levantarme para bajar a la cocina.

+ ¿Bajas conmigo?

Asiente. Ya de pie vuelvo a abrazarla, atrapo su cara entre mis manos y la miro a los ojos.

+ Fue solo un mal sueño, tranquila.

Dejo un beso en su frente y entrelazo nuestros dedos guiándola conmigo escaleras abajo.

+ Ten.

Dejo la taza humeante entre sus manos, y la abrazo por la espalda.

- No sabemos nada de ella desde entonces.

Se gira para mirarme, afligida.

- ¿Y si ya está libre?

+ No lo creo, pero mañana voy a averiguarlo.

- Prométeme que vas a decirme la verdad.

+ Te lo prometo.

Acepta silenciosa, volviendo su rostro a la tila que le he preparado y sopla débilmente, intentando enfriarla.

+ Ahora tú vas a prometerme algo.

- ¿El que?

+ Que vas a olvidarte de esto, me vas a dejar mimarte y vas a volver a dormir tranquila.

- Fue tan real.

Sus ojitos se cristalizan y su voz se rompe.

+ Ya, pero no lo es... fue solo una pesadilla. Estas en casa, los pendientes están guardados en su sitio sin amenazas de nadie, y este bebé...

Llevo mis manos a su vientre.

+ Necesita que mamá esté tranquila para seguir creciendo fuerte dentro.

- Abrázame toda la noche.

+ Está y las que vendrán.

Por fin sonríe. No sabe lo que me gusta ver esa curva entre sus labios.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora