Capitulo 463

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"No".

Quiero pronunciar esa corta palabra, tan simple, tan fácil, tan utilizada, sin embargo, mi boca no es capaz de reproducir ningún sonido.

Tengo miedo, mucho miedo.

"No puedo perdonarte, Patricia".

Pienso en silencio, llena de lágrimas.

"No sintiéndome tan pequeñita a tu lado".

Mi cuerpo tiembla, sentada en este parque que ya fue testigo una vez de su obsesión y mi pánico. Y ella, ella frente a mi, de pie, empoderada, triunfante. Observándome de esa forma tan característica que tiene, tan suya, tan fría que se me clava en la memoria para siempre.

No puedo describir lo que pasó después. No es que no quiero, no lo recuerdo. Todo transcurre con demasiada prisa. En cosa de segundos las imágenes se distorsionan y los sonidos se pierden en la distancia, aún retumbando en la cercanía.

Un balazo, tal vez más. No llego a contarlos.

Veo su cara riendo maliciosa, arrogante, presumiendo de aquel tiro.

Así es ella, creo que al fin y al cabo, la gente no puede cambiar tanto. Y yo... Yo tengo frío, mucho frío, mi ropa empapada lo hace sentir con mayor intensidad, el viento azota, pero la lluvia ha abandonado hace rato. De repente llevo las manos a mi vientre, paralizada por el impacto de la bala.

"¿Por qué mi blusa blanca se siente húmeda?"

Cuestiono consternada.

Hace un rato la lucía frente al espejo de nuestra habitación, orgullosa por la curva que demarca. No he traído agua, ni café, aún así, siento líquido escurrir en ella.

La sensación viscosa entre mis dedos y lo que mis ojos entornados apenas parecen poder reconocer es la roja sangre que sale como lava de un volcán en erupción. Furiosa, desesperada.

- ¡No, mi bebé no!

Sollozo sin apenas fuerza, queriendo gritar impotente.

Debiese de luchar por salvarle, pero mis dedos avisan a mi cabeza que la sangre es demasiada, que no habrá forma, que es en vano. Me voy apagando. El bebé se pierde, y yo me pierdo con el.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora