Capitulo 458

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Narra Malú

+ ¿Ya estas lista?

Me miro en el espejo una última vez. La curva en mi vientre me hace sonreír orgullosa. Aún es pequeña, pero perceptible, la blusa blanca que escogí hace que se note un poquito más, o tal vez, se trata simplemente de mi ilusión por empezar a lucir a nuestro bebé creciendo dentro de mí. La vida es un milagro, y ahora puedo sentirlo más que nunca.

- Ya casi.

Retoco otra vez mi melena alborotada y me siento en nuestra cama. Abro el cajón de la mesita en busca de los pendientes que me regaló Erika, son el único detalle que me falta y ya estaré lista para salir.

- ¡No!

Esta corta palabra es el único sonido que escapa desde lo más profundo de mis entrañas, en un murmuro flojo. Me hago pequeña. Mis manos temblorosas cogen aquel papel, minuciosamente doblado, en el que descubro unas letras recortadas que puedo reconocer a la perfección.

"Siento haber tomado prestado algo tan importante, te los devolveré cuando nos veamos. Será dentro de poco, lo prometo".

Mis ojos se llenan de lágrimas, respondiendo al pavor que siento ahora mismo. Menos mal que estoy sentada, de otra forma las piernas me fallarían, siendo incapaces de sostenerme.

+ Cariño, llegamos tarde.

Insiste, cansino. Su voz me suena lejana, aunque le siento agacharse con una rodilla apoyada en el suelo, frente a mi, acariciando con una de sus manos mi muslo.

+ Mi vida, ¿estas bien?

Pregunta preocupado al verme.

+ Te has quedado pálida.

Niego consternada, sorbiendo la nariz. El pánico se ha apoderado de mí, impidiéndome reaccionar más que con un llanto desesperado.

- Pa... Patricia.

Titubeo. Y le enseño la nota anónima. Es idéntica a las amenazas varias que recibí hace meses.

+ ¿Cómo ha sido posible?

Cuestiona sobrecogido.

- Tengo mucho miedo.

+ No... no quiero que lo tengas. Te juro que yo voy a cuidarte.

Sus palabras respaldadas por un abrazo buscan darme la calma que no consiguen. Esa mujer está desquiciada, y por más que lo desee, Gaby no podría protegerme de ella. Lo único que me quedó claro aquella vez que me interpuse entre su pistola y Alba, evitando que su propia madre le dispare, es que nadie sabe de lo que verdaderamente es capaz de hacer Patricia.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora