All The Young Dudes "Siriu's perspective" (Español)

Segundo año: Castigo

Lunes 25 de diciembre de 1973

Regulus tenía razón: recuperó la voz esa noche, antes de la cena. Su madre lo miró de reojo y se aseguró de que estuviera vestido adecuadamente con su túnica de gala (hizo desaparecer su corbata, los colores de Gryffindor) antes de deshacer el hechizo.

-Espero que te comportes lo mejor posible con nuestros invitados esta noche -dijo mientras él jadeaba, sintiendo como si alguien le hubiera vertido agua caliente directamente en la garganta-. Esta cena es de suma importancia para tu futuro y el futuro del mundo mágico.

Sirius se abstuvo de poner los ojos en blanco. Tenía las bombas de estiércol bien guardadas en su túnica y no quería correr el riesgo de que lo regañaran antes de tener la oportunidad de vengarse. Sus padres siempre eran muy dramáticos en cualquier reunión que celebraban y, aunque era inusual albergar a todos los Sagrados Veintiocho, Sirius realmente no veía en qué se diferenciaría esto de todas las otras fiestas en las que los magos de sangre pura se pavoneaban con ropa cara, hacían comentarios sarcásticos y se juzgaban entre sí.

Estaba sentado al lado de Narcissa en la cena, lo que le retorció el estómago. Su compromiso no había sido anunciado fuera de sus familias (eso se haría durante el verano), pero Bellatrix le lanzó una mirada cómplice, frunciendo el ceño desde el otro lado de la mesa. Para empeorar las cosas, Lucius Malfoy estaba allí con su familia, y estuvo furioso durante toda la cena, mirando a Sirius con una rabia apenas disimulada. ¡Como si fuera su culpa que su familia mental quisiera que se casara con su prima! Narcissa no le dijo ni una sola palabra durante toda la comida, y cada vez que lo miraba, su rostro se ensombrecía. Miserable.

Hubo la esperada cantidad de apretones de manos y besos en el trasero. Sirius notó que todos parecían un poco nerviosos, riéndose demasiado fuerte de los chistes de los demás o asintiendo con la cabeza de manera aduladora cuando alguien hacía un comentario con el que estaban de acuerdo. Algunas de las familias estaban claramente más cómodas en la mansión Black que otras, lo que hacía fácil ver quién ya se había sumado a la propuesta política que sus padres estaban haciendo. Se habló mucho sobre el "futuro del mundo mágico" y la "invasión de los muggles" y un montón de otras tonterías que Sirius en su mayoría no escuchó. Quería elegir el momento perfecto para detonar sus bombas de estiércol y se sentía nervioso mientras esperaba su oportunidad.

Llegó cuando Rodolphus Lestrange, el nuevo marido de Bella, se puso de pie para dar un discurso antes del cuarto plato. Su primo miraba con adoración al joven mientras hablaba de su nuevo puesto en el ministerio y de cómo él y sus colegas habían estado pensando mucho sobre la participación de los muggles en los asuntos de los magos. Sirius quería desesperadamente borrar la sonrisa maníaca del rostro de Bellatrix y arruinar el momento de su marido. Mientras todos estaban distraídos, mirando al bueno de Rod desde la mesa, deslizó las bombas de estiércol con cuidado en sus manos, tirando de las pequeñas lengüetas y rodándolas debajo de la mesa.

"...por supuesto, estoy de acuerdo en que tenemos la responsabilidad de ayudar a los menos afortunados, pero tengo que preguntarme: ¿puede alguien criado fuera del mundo mágico comprender realmente lo que está pasando...?"

¡ESTALLIDO!

La primera bomba explotó, perfectamente, justo a los pies del hombre, liberando una nube de humo nocivo.

¡EXPLOSIÓN! ¡EXPLOSIÓN!

Mientras los demás empezaban a liberar sus propios vapores malolientes, la sala estalló en un caos confuso. Los magos saltaron de sus asientos y miraron hacia la mesa que ahora estaba envuelta en un hedor horrible, tratando de averiguar qué estaba pasando. El discurso de Lestrange terminó abruptamente cuando tosió, después de haber inhalado una bocanada de los vapores. La cabeza de Bellatrix giró rápidamente, con la mano presionada frente a su nariz. Sus ojos apuntaron a Sirius y ella lo fulminó con la mirada con una mirada asesina. Él le devolvió la sonrisa con aire de suficiencia a su primo, sintiendo una oleada de adrenalina y una profunda satisfacción por la broma perfectamente ejecutada.