Tercer año: Confianza

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Sábado 5 de enero de 1974

El clima afuera era tan sombrío como el humor de Sirius. La lluvia golpeaba como puños contra las ventanas del Expreso de Hogwarts, convirtiendo las colinas de afuera en una neblina de verde y gris.

-Se siente mal volver a la escuela, ¿no? -murmuró Sirius, enfurruñado en un rincón del carruaje. Nadie respondió; sus amigos no parecían saber qué hacer con su mal humor.

A su lado, Remus suspiró y luego preguntó cortésmente: "¿Cómo estuvo tu Navidad, Pete?"

-Está bien -respondió Peter con voz monótona-. Gracias por los dulces.

-¿Has visto mi escoba? -preguntó James, intentando animar un poco al coche. Lo consiguió a medias: Peter se animó mientras sacaba la escoba del portaequipajes y se movía para verla mejor. Pero Sirius, que ya había visto bastante del regalo durante las vacaciones, seguía mirando obstinadamente por la ventanilla.

Remus se movió y volvió a concentrarse en el gran libro que tenía en el regazo. Sirius se sintió muy consciente del movimiento. Con el rabillo del ojo, podía ver los dedos de Moony pasando las páginas.

Era una novedad, esa extraña percepción, y bastante desagradable. Desde que Remus había extendido la mano y agarrado su hombro, Sirius se distraía con los movimientos más pequeños: se encontraba siguiendo con la mirada los dedos de Remus mientras se ajustaba la corbata, o se daba cuenta de que lo estaba mirando si Remus se acercaba y comenzaba a juguetear distraídamente con la manga de su túnica. Cuando Remus se sentó a su lado en el tren, sus rodillas chocaron y Sirius solo se dio cuenta unos segundos después de que estaba conteniendo la respiración.

Eso estaba volviendo loco a Sirius. No era como si el breve contacto hubiera sido algo inusual: James lo agarraba por los hombros todo el tiempo. Pero con James era diferente; siempre se acercaba para agarrarte el brazo o hacerte una llave de cabeza o pincharte el costado. Y Remus... no lo hacía. Sirius nunca había pensado en eso antes, pero después de Navidad se dio cuenta de que probablemente podría contar con una mano la cantidad de veces que Remus realmente se había acercado y lo había tocado. Y eso era raro, ¿verdad? Sirius estaba bastante seguro de que era raro. Estaba bastante seguro de que por eso seguía pensando en eso: porque eran mejores amigos, pero Remus todavía era tan retraído, y solo se acercaba y te agarraba el hombro de esa manera si realmente significaba algo...

Pero eso era todo. Solo otra de las muchas idiosincrasias de Remus, en las que Sirius solo reflexionaba por aburrimiento. Era simplemente extraño porque era muy diferente de cómo eran las cosas entre él y James, y esa era la única razón por la que seguía pensando en ello.

Remus tamborileó con los dedos sobre las páginas de su libro, atrayendo la mirada de Sirius como un imán.

Fue un alivio cuando alguien llamó suavemente a la puerta del carruaje, sacando a Sirius del giro confuso que habían tomado sus pensamientos. Marlene asomó la cabeza y miró a ambos antes de caer al suelo.

-Hola McKinnon -sonrió James-. ¿Evans está contigo? Sirius puso los ojos en blanco.

-Um... no -su voz sonó un poco más aguda de lo habitual, nerviosa. Jugueteó con su cabello-. Sirius, ¿puedo hablar contigo?

-¿Yo? -Se sentó, con el ceño fruncido por la confusión. Solo había estado con McKinnon en grupos y estaba bastante seguro de que nunca habían hablado directamente. No tenía idea de por qué ella querría hablar con él-. Eh... ¿qué pasa?

"Mary um...Mary me pidió que te dijera algo."

¿María? Esto lo desconcertó aún más. ¿Por qué no había venido Mary a hablar con él, si tenía algo que decir? «¿Decirme qué?»

All The Young Dudes "Siriu's perspective" (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora