All The Young Dudes "Siriu's perspective" (Español)

Tercer año: Sirius cumple catorce años

Viernes 2 de noviembre de 1973

Los merodeadores eran héroes. O celebridades, estrellas de rock, como quisieras llamarlos, se habían vuelto muy, muy populares de la noche a la mañana. Sirius se deleitaba con la atención, pavoneándose por los pasillos con la cabeza en alto, sonriendo cada vez que alguien se acercaba para darle una palmada en el hombro. Los Slytherin fruncían el ceño, claro, pero para todos los demás estudiantes, los merodeadores se habían ganado un nuevo nivel de respeto y admiración.

Sirius no había considerado realmente las ramificaciones de la broma cuando la habían planeado. Se había concentrado principalmente en la venganza, en humillar a los Slytherin y evitar que se rieran de él a sus espaldas. Pero claramente, había significado mucho más para muchos de los estudiantes, en particular aquellos que tenían padres muggles. Los insultos que se habían lanzado durante todo el año se silenciaron de repente, reemplazados por miradas hoscas y labios fruncidos.

Por supuesto, algunos de los Slytherins todavía cayeron en viejos hábitos, y durante los primeros días después de Halloween se podían escuchar ocasionalmente " angelical sweetie pops" o " honey fluffkins" , pero estos solo eran recibidos con risas histéricas, dejando al hablante sonrojado de vergüenza. Sirius atesoraría por siempre el recuerdo de Severus Snape escupiendo que James Potter era un " pequeño muñeco encantador" cuando perdió los estribos durante una lección de Encantamientos el viernes; Sirius se había derrumbado en el suelo, jadeando en busca de aire mientras observaba las expresiones mortificadas de James y Lily.

Lo que hizo que la broma fuera aún mejor fue el hecho de que ninguno de los Slytherin podía ir a delatar a ninguno de los profesores. Snape, en particular, tenía un historial de chismear cuando algo no salía como él quería, y verlo enfurecido durante el resto de la lección deleitó a Sirius sobremanera. Porque, por supuesto, explicar la broma a un profesor significaría explicar qué palabras se habían cambiado, y aunque los Slytherin podían ser atrevidos con sus insultos cuando no estaban supervisados, ninguno de ellos quería que los profesores se dieran cuenta de lo abusadores que eran. Así que las otras tres casas observaron, divertidas, cómo los Slytherin intentaban descubrir la contramaldición por sí solos.

Aunque ver a Snape humillado sin duda le alegró el día a Sirius, Snivellus no era su único objetivo. Sin que los demás merodeadores lo supieran, Sirius había preparado una sorpresa especial como venganza por su querido hermano menor, y aunque normalmente evitaba a Regulus en los pasillos, se encontró vigilando ansiosamente el viernes, esperando una oportunidad de emboscar al chico.

Desafortunadamente, la oportunidad nunca llegó. A medida que transcurría el día, Sirius se consolaba pensando que su cumpleaños era mañana, lo que significaba que podía esperar una invitación en algún momento antes de la cena. Aunque normalmente temía las estúpidas fiestas de té familiares a las que lo obligaban sus primos, descubrió que este año lo estaba esperando con ansias, aunque solo fuera porque sabía que podría pasar todo el tiempo atormentando a Reg.

Esperó, expectante, preguntándose si le entregarían la nota por lechuza. Una parte de él esperaba que Regulus lo invitara en persona, no porque quisiera ver a su hermano ni nada por el estilo. Solo quería asegurarse de que su adición adicional al hechizo hubiera funcionado.

Pero no pasó nada.

No había ninguna nota; ningún primo acorralándolo en el Gran Comedor; ningún rostro altivo y desdeñoso rondando afuera de la sala común de Gryffindor. Una vez, vio a Narcissa en el pasillo del tercer piso; ella ni siquiera lo miró, pasó rozándolo como si él ni siquiera estuviera allí.

Cuando llegó la hora de la cena, Sirius se dio cuenta de una cosa: no habría té de la Familia Negra este año.

Eso estaba bien. No le importaba. Habría sido estúpido esperar uno, ya que aparentemente su familia lo había repudiado sin siquiera darle la cortesía de avisarle. De hecho, había estado esperando no tener que ir a su estúpida fiesta del té este año. Estaba aliviado de que no intentaran invitarlo. Estaba encantado , sí, emocionado de no tener que lidiar con su familia en su cumpleaños. De que ni siquiera tendría que verlos. De que ellos claramente no querían verlo.