Cuarto año: una tormenta inminente

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Domingo 1 de septiembre de 1974

Sirius no vio a su hermano en la estación de tren. Ni a su madre, ni a su padre. Se preguntó si habían llegado temprano o si tal vez se habían retrasado. No era que los estuviera buscando porque quería verlos, sino todo lo contrario. No dejaba de mirar a su alrededor en el andén 9 y ¾ para asegurarse de no tropezarse con ellos, para poder seguir ignorándolos y que ellos pudieran seguir fingiendo que él no existía. De esa manera, era mejor para todos.

Había un destello de cabello oscuro en el rabillo del ojo; se dio la vuelta. Pero no era Reg, solo una bruja con rizos oscuros que se agitaban sobre sus hombros mientras se apresuraba a abrazar a una amiga. Sirius se volvió hacia los Potter, quienes estaban tratando de entablar una conversación forzada e incómoda con los Pettigrew. Según Peter, a pesar de que sus padres le habían permitido ir a visitar a James durante el verano, todavía estaban enojados con el Sr. y la Sra. Potter por "alentar a Philomena a actuar mal". Ella se había mudado a Estados Unidos, y la Sra. Pettigrew estaba segura de que la decisión había sido impulsada por algo que uno de los Potter había dicho o hecho.

James captó su mirada mientras se giraba y arqueaba una ceja.

"¿Estás bien, amigo? Pareces un poco... tenso".

Murmuró las palabras en voz tan baja que solo Sirius pudo oírlas. Junto a ellos, la señora Potter preguntaba con alegría forzada por la cosecha de calabacines de verano de la señora Pettigrew.

Sirius se encogió de hombros y sonrió. Estoy bien. James lo observó por un momento más antes de volverse hacia su familia.

Poco después se despidieron de los Potter con un abrazo. Euphemia apretó a Sirius con tanta fuerza que éste pensó que se le iban a romper las costillas. Le encantó. Fleamont le dio una palmadita en la espalda y le metió una rana de chocolate en el bolsillo, guiñándole un ojo. La señora Pettigrew se ocupó de Peter y lanzó una última mirada resentida hacia los Potter antes de despedir a su hijo, y los tres subieron a bordo del Expreso de Hogwarts para dirigirse a su compartimento habitual.

-Petey -susurró Sirius, imitando empalagosamente la voz nerviosa y aguda de la señora Pettigrew-, ¿tienes suficientes bocadillos? Oh, Petey, ¿mamá se acordó de empacar tu varita? Petey, ¿necesitas...?

Peter gimió en voz alta y se dejó caer en su asiento. "No empieces", gimió, "ella siempre es así, y ahora que Phil se ha escapado, la cosa ha empeorado".

James le dio unas palmaditas en la espalda para consolarlo. -No te preocupes, amigo. Entiendo por qué tu madre está preocupada, pero estoy seguro de que Phil está bien.

-Sí -dijo Peter con tristeza, mientras arrastraba su zapato contra el suelo-. Sólo desearía que al menos nos hubiera avisado. Ahora mamá sigue actuando como si fuera a escaparme a vivir entre los muggles si no me recuerda cada cinco segundos lo mucho que cuenta conmigo para ... no sé, para defender el legado familiar o algo así. Sigue hablando de intentar conseguirme una pasantía en el Ministerio.

Sirius se burló. -¿El Ministerio? Nunca pensé que fueras un gran político, Pete.

-Dudo que tenga algo que ver con la política. Con mi suerte, lo que sea que encuentre será muy aburrido, como presentar documentos para el Departamento de Transporte Mágico o algo así.

-No lo sé -dijo James, poniéndose serio-. Parece que en estos días hay política por todas partes en el Ministerio. ¿Habéis visto al Profeta esta mañana?

Buscó una copia del periódico, la sacó y la desdobló. Sirius se sentó en el banco junto a Peter para leer por encima de su hombro y los tres examinaron juntos el titular: CRITICAN A JENKINS POR EL IMPREVISTO DE LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL MINISTERIO.

All The Young Dudes "Siriu's perspective" (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora