Quinto año: La mañana siguiente

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Jueves 11 de marzo de 1976

Sirius se movió, gimiendo, el cansancio era una espesa niebla sobre su cerebro. Le dolía la cabeza. Había algo pesado sobre él, calor corporal y piel suave, perfume rancio: Mary. Se habían quedado dormidos en el sofá.

Empezó a abrir los ojos, pero inmediatamente los cerró con fuerza cuando la luz del sol invadió el lugar y atravesó las córneas como una púa clavada en la parte posterior de su cráneo. El latido en su cabeza se hizo más fuerte, vengativo. Su lengua era como un algodón en su boca.

La resaca no era sorprendente. Sirius no estaba muy seguro de cuánto había bebido la noche anterior; solo recordaba haber rellenado su taza una y otra vez, ponche, whisky de fuego y brebaje de brujas. Había seguido bebiendo hasta que no pudo soportarlo, hasta que la habitación se volvió borrosa a su alrededor, hasta que toda semblanza de coherencia huyó de su mente, dejando solo destellos interrumpidos: balanceándose al ritmo de algo de T. Rex, la boca de Mary en su cuello, las chispas vertiginosas mientras James intentaba conjurar un espectáculo de fuegos artificiales improvisado. No recordaba cómo había terminado en el sofá.

-Mierda -gruñó Mary, moviéndose sobre él. Sirius sonrió a pesar del dolor de cabeza.

-No podría haberlo dicho mejor, Macdonald.

-Uf, tu aliento apesta como el culo de un troll.

"¿Eso significa que no quieres un beso de buenos días?"

-¿Están finalmente despiertos, tortolitos? -James entró a la sala común, luciendo tan alegre y renovado como si acabara de despertarse después de beber uno de los somníferos de Pomfrey, y para nada como alguien que había estado arrastrando las palabras tan mal que ni siquiera podía decir el nombre de Lily correctamente la noche anterior (no es que eso le hubiera impedido intentarlo, repetidamente). Sirius y Mary hicieron una mueca de dolor.

-Baja la voz, Potter -gimió Sirius, pasándose una mano por la cara.

-¡Vamos, levántate, nos harás perder el desayuno!

-Por favor, no hables de comida -gruñó Mary, clavándole el codo en el costado a Sirius mientras se levantaba-. Siento como si algo se hubiera arrastrado por mi garganta y hubiera muerto en mi estómago.

"Hermoso."

Sirius protestó mientras James lo arrastraba hasta sus pies, con los ojos todavía cerrados ante la dura luz del sol.

-Cállate, Black -se rió James, tirando de sus brazos-. Sé cuánto tiempo te lleva lavarte el pelo. Si quieres ducharte antes de clases será mejor que vayas ahora. Lo digo en serio sobre el desayuno.

Sirius suspiró, entrecerrando los ojos cuando finalmente los abrió.

-Está bien, está bien -extendió la mano para tomar la de Mary y entrelazó sus dedos-. ¿Nos vemos en el desayuno?

Ella le apretó la mano, pareciendo considerarlo por un momento, luego negó con la cabeza.

-No. Creo que simplemente volveré a la cama y le pediré a Marls que les diga a nuestros profesores que estoy enferma.

"Mmm, una idea intrigante..."

-Oh, no, no lo harás -dijo James, al ver la expresión en el rostro de Sirius-. Tenemos práctica de quidditch, vas a aguantar esto.

Sirius gimió en voz alta, pero sabía que no debía discutir con Potter sobre quidditch. Siguió a James hasta las escaleras, parpadeando para quitarse el sueño de los ojos, y comenzó a subir hacia su habitación, subiendo los fríos escalones de piedra de la estrecha alcoba...

All The Young Dudes "Siriu's perspective" (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora