Tercer año: Andrómeda

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Día de Navidad de 1973

A la mañana siguiente no hubo más conversaciones sobre chicas: los saqueadores estaban demasiado ocupados abriendo sus regalos. La sala de estar se convirtió en una masacre de papel de regalo y moños, cajas destrozadas y bolsas vacías. Los Potter se habían superado a sí mismos; incluso Philomena se animó cuando vio los regalos con su nombre debajo del árbol, aunque sus ojos todavía lucían un poco llorosos.

El señor y la señora Potter estaban encantados con los regalos de Sirius. Euphemia se entusiasmó con el broche y lo llamó "querido muchacho", lo que hizo que Sirius se sintiera tímido y feliz y como si tuviera un nudo en la garganta, todo a la vez. Recibió una gran cantidad de bocadillos y bromas pesadas de sus amigos y un hermoso juego de plumas encantadas de los Potter, quienes insistieron en que escribiera en cualquier momento y tratara la lechuza de James como si fuera suya.

-Ya lo hace, mamá, créeme -dijo James con la boca llena de galletas. Sirius le dio un codazo en las costillas y él se rió.

Después de abrir el regalo de los Potter, Sirius comenzó a buscar entre los regalos restantes el garabato de Andrómeda. Sabía que ella había estado muy ocupada con el nuevo bebé, pero aun así, nunca se había perdido una Navidad antes...

Cuando desenvolvieron los últimos regalos, que solo quedaron envueltos en papel arrugado, se le hundió el corazón: no había nada de su prima. Sirius sabía que no debería estar molesto con Andrómeda, pero no podía detener la oleada de soledad. Le había enviado una tarjeta; desde que la habían echado de casa, él había sido su única familia. Esta Navidad, había pensado que ella sería suya.

Pero aparentemente nadie en su familia se preocupaba por él, ni siquiera su primo favorito.

Intentó reprimir su mal humor, sabiendo que debería sentirse agradecido y feliz, rodeado de amigos. Aun así, James pareció darse cuenta de que algo andaba mal.

-¿Qué pasa contigo? -preguntó, hablando una vez más con la boca llena, esta vez con un bocado de huevos revueltos.

Sirius se encogió de hombros. -Nada de Andrómeda -dijo, hurgando en su propio desayuno sin entusiasmo-. No pensé que recibiría regalos ni nada, ahora que tiene al bebé, pero pensé que tal vez una tarjeta... Le envié una.

James tragó saliva y puso una mano reconfortante sobre su hombro.

"Puede que el búho llegue tarde, ya sabes cómo es el correo en esta época del año".

Sirius esbozó una sonrisa, tratando de sentirse más seguro. James probablemente tenía razón: no era como si Andrómeda lo hubiera olvidado o hubiera dejado de preocuparse por él. Ella era su familia.

( Pero eso no impidió que el resto de tu familia te olvidara, ¿verdad? Susurró una pequeña y malvada voz en el fondo de su mente, una voz que sonaba muy parecida a la suya. Sirius la ignoró: estaba decidido a no permitirse arruinar las vacaciones. Si no tenía cuidado, ¡terminaría deprimido tanto como Philomena!)

En cuanto terminaron de desayunar, los tres chicos salieron a probar la nueva escoba de James. Sirius había traído su propia escoba y el señor Potter le ofreció a Remus la vieja escoba de James.

-Sí, ¡quédatelo si quieres, Moony! -James asintió con entusiasmo-. ¡Para quedártelo!

-Gracias... -dijo Remus, sin mostrarse muy entusiasmado mientras aceptaba el regalo. Sostuvo la escoba con cuidado, como si temiera que lo mordiera.

Pasaron el resto de la tarde volando felizmente por el aire frío del invierno. Bueno, Sirius y James volaron. Remus simplemente se quedó flotando, con los pies apenas a media pulgada del suelo, y leyó su libro. A los otros chicos no les importó; al final, hicieron un juego para ver quién podía romper la concentración de Moony primero, ejecutando picadas agudas y vistosas vueltas que los hacían pasar volando por encima de él. Su habilidad para ignorarlos era bastante impresionante, aunque Sirius supuso que había tenido algunos años para practicar.

All The Young Dudes "Siriu's perspective" (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora