All The Young Dudes "Siriu's perspective" (Español)

Segundo año: El último y largo día (segunda parte)

Sirius no quería que Mary y Marlene lo siguieran hasta su habitación (el cumpleaños de Remus había sido una ocasión especial, pero sería raro tener chicas en la habitación si sus amigos no estaban allí), así que les dijo que esperaran en la sala común mientras él iba a buscar los libros. Marlene parecía un poco molesta, pero Mary la arrastró para que se sentara en uno de los sofás de todos modos.

Sirius subió corriendo las escaleras, intentando reprimir su irritación con Mary. Tenía que devolver los libros de la biblioteca en algún momento, y todavía tenían algo de tiempo mientras James terminaba su parte de la broma. Pero quería asegurarse de estar en los pasillos para presenciarlo cuando todo su trabajo de esa mañana finalmente llegara a su fin.

Por desgracia, no había dejado su habitación en perfecto orden. Parecía que Remus había intentado empacar algunas cosas esa mañana: su cama estaba completamente vacía, excepto su pijama, y ​​James, que era el más ordenado de todos, ya había hecho su cama y empacado cuidadosamente su baúl. El área de Peter todavía estaba desordenada, la ropa a medio empacar y el baúl abierto de par en par, como si lo hubieran interrumpido a mitad de camino mientras intentaba ordenar sus cosas.

A diferencia de sus amigos, Sirius ni siquiera había empezado a hacer las maletas. Sus discos estaban esparcidos por toda la habitación, sus pósters todavía estaban colgados y su ropa estaba apilada al azar. Libros, plumas, papeles, piedras preciosas sueltas, tarjetas de ranas de chocolate y otros artículos estaban esparcidos por todas partes, abarrotando su espacio. Suspiró con frustración y volvió a mirar el reloj mientras comenzaba a buscar frenéticamente sus libros olvidados de la biblioteca.

Había tres, todos relacionados con la transfiguración, todos revisados ​​con la esperanza de que contuvieran información útil para sus actividades animagas. Sirius sintió una punzada de culpa cada vez que pensó en lo poco que había avanzado en su investigación durante el año pasado; si bien había pasado bastante tiempo investigando más sobre la teoría detrás de la magia animaga, no había tenido la paciencia para profundizar en los ingredientes de las pociones que necesitarían. Sirius sabía que probablemente tendría que dedicar mucho tiempo a buscar cada ingrediente individual, dónde se podía encontrar y cómo recolectarlo adecuadamente. Se había dicho a sí mismo que tenía mucho tiempo, pero ahora, en el último día del curso, ni siquiera había comenzado.

Decidió pasar todo el verano investigando mientras desarmaba su baúl y tiraba casi todo lo que había dentro (al suelo, a la cama) hasta que finalmente encontró el último libro, abandonado en la esquina inferior. Miró el reloj de nuevo: si todo había ido según lo previsto, era solo cuestión de minutos antes de que comenzara su broma. Sirius arrojó los libros a su mochila y corrió escaleras abajo, donde Mary y Marlene todavía estaban esperando en la sala común.

-¡Ahí estás! -Mary se levantó de un salto del sofá-. Empezábamos a preguntarnos si tendríamos que ir a ver cómo estabas. Marlene se levantó más lentamente, con una expresión hosca en su rostro.

-Lo siento -dijo Sirius rápidamente, apresurándolos hacia el agujero del retrato-. Tenía que encontrarlos a todos. ¡Vamos!

-Alguien tiene prisa -dijo Mary, sonriendo perpleja, pero parecía encantada cuando él la agarró del brazo para sacarla al pasillo. Marlene los siguió, mirando al suelo.

Sirius intentó contener su emoción mientras caminaban por el pasillo hacia la biblioteca. Mary estaba charlando sobre algo, pero él apenas la escuchaba, demasiado ocupado mirando cada reloj y puerta de baño por el que pasaban. En cualquier momento...

De repente, Marlene dio un pequeño grito y se detuvo en seco. Sirius se dio la vuelta; había estado estirando el cuello para mirar el reloj de la pared. Su rostro se iluminó con una amplia sonrisa. Más allá del pasillo, enormes olas de espuma rosada salían de los baños de los chicos. Junto con Marlene, hubo algunas otras exclamaciones de sorpresa.