→marvel's one shots←

steve rogers p2;

Sentó su cuerpo en uno de los sillones de tapiz negro que se hallaban en el pasillo. No asimilaba lo ocurrido hace pocas horas: se había reencontrado con Steve, había logrado volver a abrazarlo, volver a sentir aquellas mariposas revoloteando en su estómago.

Zara elevó su vista al escuchar unos rápidos pasos provenientes de uno de los extremos del pasillo.

—¿Se encuentra bien, señorita Barnes? —inquirió el capitán, provocándole una sonrisa pasajera a la agente.

—Por favor, no me hables así —respondió, sintiendo como sus mejillas se tornaban de un color carmesí a causa de la cercanía—. Sabes, Stevie, cuando zarpaste hacia Inglaterra me prometí que golpearía tu trasero ni bien volvieras a pisar Nueva York —logró escuchar una suave carcajada proveniente de los labios de él—. Aún me debes ese famoso último baile y la estúpida promesa de que me llevaría a ver los fuegos artificiales el día de tu cumpleaños.

Y allí se encontraban, ambos enamorados sentados en un tétrico pasillo de SHIELD; recordando vagas memorias de su juventud y a los amigos que ya no se encontraban con ellos. Anécdotas de guerra, consejos para la utilización de aparatos tecnológicos...

—¿Aún me golpearás? —preguntó el rubio, guiando su mirada a sus relucientes zapatos.

Zara ajustó el cuello de su abrigo. La gélida brisa otoñal de aquella velada azotaba su piel descubierta sin piedad, y ella se recriminaba por no haber tomado unas prendas de más.

—Sólo cuando lo crea necesario.

Segundos después, se encontraba entre los formidos brazos del capitán, que le brindaban la protección y el cariño necesario para continuar su recorrido hasta la torre Stark.

—¿Eso significa que lo del baile y la cita quedan en pie?

—Llevo 70 años esperando tenerlas —respondió la muchacha, frunciendo sus fracciones—. Más te vale concretarlas o me veré obligada a patearte.