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bucky barnes;

—¿La 107?

Las miradas de los presentes se concentraron en la muchacha de cabello rubio que se hallaba sentada sobre unos cajones de madera. Dentro de la anatomía de Stella, una pequeña esperanza volvió a crecer.

Unos meses atrás le habían notificado que el regimiento 107 al mando de James Barnes se habían adentrado en territorio enemigo para desestabilizar unas instalaciones cerca de la frontera. Jamás lograron volver.

—Señorita Rogers, ¿a dónde cree que va usted? —indagó el coronel Phillips, elevando su cuerpo del sillón de su “oficina”—, no pensará cruzar las líneas enemigas en búsqueda del regimiento, es una misión suicida.

—Con todo respeto, señor. Estar aquí es una misión suicida —respondió la joven, rogándole con su mirada a Peggy Carter para que la ayudara—. Se trata de una instalación de HYDRA, podríamos obtener información necesaria para lograr ganar ventaja.

El coronel mantuvo una postura pensativa durante varios minutos. Stella cruzó sus brazos a la altura de su pecho, anhelando una respuesta afirmativa.

—¿Qué es lo que necesita?

Una sonrisa asomó en las rosados labios de la joven.

[...]

Movilizó su cuerpo entre las sombras, ocultándose de los soldados enemigos que se hallaban en guardia. Aferró el escudo con los colores de su nación, y comenzó a correr en dirección a la imponente estructura que servía como cuartel.

Escuchó una exclamación en alemán, a lo cual, se giró encontrándose con un grupo que la apuntaba con sus armas.

—La lamento, señores —comentó, antes de entrar en acción, repartiendo golpes a diestra y siniestra.

[...]

Luego de haber liberado a los únicos soldados pertenecientes al regimiento que habían sobrevivido al encierro, empezó a rebuscar entre las salas, desesperada, al sargento Barnes.

—¿Bucky? —inquirió,  introduciéndose en una de las oscuras habitación que parecían de experimentación.

Los susurros aumentaban a medida que se acercaba a una camilla en la cual se hallaba amarrado a un joven castaño. Su corazón dio un vuelco al percatarse de que era James Barnes, pese a que se hallaba demacrado  y sus vestiduras parecían harapos, le pareció más guapo de lo normal.

Stella quitó las ligas que apresaban la anatomía del castaño contra el mueble, ayudándolo a liberarse de aquel terrible encierro.

—Hey, Buck —comentó, tomando el rostro ajeno entre sus manos, acariciándolo con delicadeza —. Soy yo, Stella.

—Stella —repitió el sargento, acompañado de una pequeña sonrisa.

La joven lo ayudó a incorporarse, sosteniéndolo de los hombros para evitar que cayera al suelo a causa de su estado físico. Sus mejillas se sonrojaron al sentir la intensa mirada de Bucky sobre su anatomía, inspeccionándola confundido.

—Creí que estabas muerto.

—Y que tú eras más pequeña —susurró el sargento, antes de unir sus labios con los de ella.

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segunda parte de una lejana imagina donde, en un mundo paralelo, Steve es mujer 😍