Historias cortas e imaginas sobre nuestros héroes favoritos.
Advertencia: Posibles spoilers.
24-01-2017: #97 DE TODO.
15-02-2017: #32 EN HISTORIA CORTA.
24-02-2017: #47 HISTORIA CORTA
Ocultó su anatomía detrás de una pared de concreto. Tomó una extensa bocanada de aire, antes de volver a correr rápidamente entre los pasillos de las renovadas instalaciones de los vengadores. Observó su alrededor, esperando no encontrarse con ninguno de sus compañeros o cualquier otro sujeto.
Detestaba que su mutación le trajera problemas con las personas que se encontraban a su alrededor. No podía permitir que ninguna persona la observara directamente a sus ojos, ya que, de lo contrario, caería en una inmensa atracción por Keira.
Anhelaba con recordar el lugar en el cual había ocultado sus gafas especiales, creadas por el mismísimo Tony Stark.
Se hallaba tan concentrada en sus pensamientos que no se percató de la existencia de un automóvil de juguete de colección en su camino. Keira cayó de frente, golpeando su completamente su anatomía contra la alfombra.
—Oye, Keira. ¿Te...? —la nombrada cerró sus ojos, esperando que Peter Parker no la hubiera mirado a los ojos por un extenso tiempo—. No sé cómo coquetear, así que me quedaré observándote fijamente hasta que te cases conmigo.
La muchacha soltó una carcajada, imaginándose el rostro del adolescente en aquellos momentos.
—Me casaría contigo, pero me tildarían de pedófila —comentó, dedicándole una simple sonrisa. Aún con los ojos cerrados, elevó su cuerpo del suelo y empujo al castaño, apartándolo de su camino— ¡Adiós!
Continuo corriendo por los pasillos, mirando atentamente el camino para no volver a desplomarse sobre el suelo. Se dirigía hacia el laboratorio, deseosa de encontrar de una vez por todas esas gafas que le permitía merodear libremente por las instalaciones sin tener inconvenientes.
—¡Tony! — exclamó, adentrándose en la habitación. Sus pasos frenaron en seco cuando advirtió la presencia del grupo heroico sentado alrededor de la mesa principal, peor aún fue cuando se percató de que había captado la atención de los presentes— ¡Mierda!
—Ese no es el lenguaje para una dama tan hermosa.
Keira advirtió que sus gafas se encontraban sobre una de las repisas de vidrio y, esquivando a sus compañeros que pretendían demostrar su afecto amoroso, se acercó a tomarlas y huir nuevamente en dirección a su habitación hasta que el efecto de su mutación pasara.
—¿Por qué es tan hermosa? —preguntó Steve.
Al escuchar esas palabras salir de la boca del rubio, su corazón comenzó a palpitar desenfrenado. Una sonrisa asomó en sus rosados labios, mientras se dirigía lejos de la habitación repleta de personas que querían coquetearle.
