wanda maximoff;

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Deslizó su cuerpo dentro del túnel, utilizando sus pies como método para frenarse a la mitad del recorrido esperando a que los guardias que cuidaban la entrada principal desaparecieran. Cayó de cuclillas en el concreto y desenfundó sus armas. Dos, tres, seis agentes de la organización nazi estaban esparcidos sobre el pavimento después del elemento sorpresa.

Josephine detestaba las misiones nocturnas por un simple motivo: era la primera en entrar en los lugares. Por alguna conspiración del universo, en los sorteos para decidir las posiciones del equipo el noventa y nueve por ciento de las veces le tocaba liberar el camino. El uno por ciento restante era Bruce Banner y su gigantesco enojo verde.

—Cuatro detrás de la entrada oeste, cada seis celdas hay uno preparado con el electrizador manual de alto voltaje y dos guardias en las entradas a las habitaciones de experimentación cargados con armas de fuego...—agudizó su vista, volviendo a retomar la comunicación con sus compañeros—.. no,  esperen, ¿también han modificado sus armas?

Copiado, estrellita —murmuró Tony Stark. Josephine reprimió sus impulsos de corromper su sistema y derribar al millonario, reflexionando que eso sólo los delatarían.

La muchacha colocó sus manos sobre el gélido cristal, fracturándolo en centenares de pedazos que mantuvo flotando en el aire hasta que ella y su compañera, Wanda, se adentrarán en las instalaciones. Volvió a colocar cada fragmento en su respectivo lugar en un movimiento de dedos.

—¿Lo has pensado? —cuestionó Wanda.

Josephine se mantuvo en silencio, golpeando a los dos guardias de la derecha y sosteniendo sus cuerpos para evitar delatar su posición. La pregunta de la bruja había merodeado en sus pensamientos desde el momento en cual sus palabras se adentraron en su cavidad auditiva.

  —Digamos que estuve conversando con la almohada —respondió, percatándose de la presencia de Steve Rogers a unos metros de distancia—. ¿En verdad quieres hacerlo, Maximoff? No quiero que te sientas presionada por una ebria declaración de mi parte.

¿Te declaraste ebria, luciérnaga? —inquirió Clint Barton en tonalidad burlona.

Josephine golpeó su frente en la palma de su mano, no había recordado que estos estaban escuchando su conversación y, al parecer, la sokoviana tampoco.

—¿Podemos concentrarnos en la misión?

—A la orden, anciano —contestaron los restantes miembros del equipo.

...

—Entonces..

Josephine acomodó los puños de su suéter, nerviosa. Obtener la completa atención de Wanda tampoco ayudaba demasiado a calmar su nivel de ansiedad.

—¿Has segura de querer una relación formal conmigo? —inquirió, peinando los revoltosos cabellos que se escapaban de su coleta—. ¿De soportar mis pesadillas recurrentes, caminar en las madrugadas, prepararme café durante las horas que me encuentro encerrada en el laboratorio y mis repentinos cambios de humor?

Escuchó una delicada carcajada de su compañera. Wanda entrelazó sus dedos con los de Josephine, obligando a la morocha a elevar su vista.

—Paquete completo.

Las comisuras de los rosados labios de Josephine se elevaron en una amplia sonrisa. Aquella era la primera vez en su vida alguien correspondía sus sentimientos.

—Entonces olvidemos las citas y todos esos incómodos momentos. Te pediré matrimonio directamente —comentó Josephine.

La distancia entre ambas comenzaba a acortarse a cada segundo que transcurría. Sus labios estaban a punto de rozarse cuando escucharon una exclamación proveniente del pasillo.

—TONY, VEN A VER ESTO.

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vengo a avisarles que el siguiente es Peter bebé y que trataré de hacerlas llorar, adiós 😂

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