steve rogers;

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—¿Estás segura de poder hacerlo, Dewkins?

  La pregunta quedó retumbando en su mente, provocando que el silencio se apoderara de la habitación. Revisó los documentos por tercera vez y elevó su mirada para observar a los presentes en la habitación.

Era la única persona con las capacidades psicológicas y físicas necesarias para enviar al grupo al pasado y destruir las gemas antes de que cayeran en manos de Thanos. Aunque entendía que alterar el pasado traería consecuencias al futuro, en especial en aquellos que emprenderían la travesía.

  —¿Hay alguna otra opción, capitán? —indagó, cerrando las carpetas y elevando su cuerpo del asiento—. ¿Prefiere esperar a los inventos de Stark para movilizarse por el espacio-tiempo? Le recuerdo que a cada minuto que transcurre es más complicado viajar al pasado.

  Apreció la rígida mueca que surcaba las facciones de Steve. Tampoco le agradaba en lo más mínimo tener que dejar la custodia de su pequeño niño a una asesina rusa, un arquero y un sujeto con problemas de temperamento. En especial cuando conocía a la perfección las intenciones de los dos agentes con respecto al entrenamiento a temprana edad.

  —¿Entonces...?

  —Partiremos al anochecer —sentenció.

Los miembros presentes empezaron a retirarse en silencio. Era su última jugada para derrotar al titán y devolver a quienes se habían esfumado después del chasquido de dedos.

  —Bonnie —murmuró Steve, sujetándole su brazo para impedir que también se retirara de la habitación—. ¿Estás segura de querer pagar semejante precio?

  —Joseph es mi hijo, no el suyo.

  Steve se apartó con lentitud. Bonnie se recriminó por haber sido demasiado dura con él. Apenas podía controlar sus estados de ánimo con lo que sucedía a su alrededor y haber perdido a quienes adoraba empeoraba aún más la situación.

  —¿Mamá?

  Los dos mayores giraron en dirección a la puerta de la sala. El pequeño Joseph se encontraba vestido con su piyama y abrazado a su oso de peluche.

  —¿Sí, cariño?

  —¿Me cuentas un cuento?

  Bonnie asintió con lentitud apartándose del capitán para acercarse a tomar a su pequeño tesoro entre sus brazos. Pero los movimientos de Steve fueron más veloces y ágiles, ganándole la jugada.

   —¿Vamos a escuchar el cuento de tu mami, campeón? —indagó Steve, elevando por los aires al niño, quien parecía divertirse con cada accionar del soldado—.  ¡Sí, vamos!

   Bonnie se mantuvo apartada unos metros, ideando cualquier escusa para quitarse al capitán de encima y poder disfrutar del último contacto con su hijo antes de partir a la misión. Aunque sabía que Steve Rogers podía ser, no durante todo el tiempo pero sí la mayoría, como un grano en el trasero con respecto a su relación madre e hijo.

  Joseph lo adoraba e incluso en varias ocasiones lo había nombrado “papá”. Aunque le disgustaba debía admitir que ella también anhelaba con que Steve fuera el verdadero padre de Joseph y no el idiota que lo era.

   —¿Nos contarás el cuento o...?

   —Es su deber como capitán contarnos un cuento, señor Rogers —respondió Bonnie, tomando asiento en el cama junto a Joseph y acomodando las cobijas para que durmiera cómodo.

   Steve comenzó a relatar una historia relacionada a una familia de osos. A medida que transcurría el relato, más segura estaba Bonnie de que se trataba de una representación de lo que estaba sucediendo en la realidad. Rogers pensaba utilizar como escudo los sentimientos del niño para negarle asistir a la misión.

  —Mire, entiendo que quiera protegerlo pero debe entender que lo que hizo estuvo mal. Acabo de perde...

  Sus palabras se vieron interrumpidas por los labios del soldado, que se movían sobre los suyos con total delicadeza.

  —No puedo permitir que asista.

  —Steve.. 

  —¿Y si deshacemos el pasado y Joseph no nace? ¿Y si jamás pudimos rescatarte de HYDRA? —preguntó, sosteniendo su rostro entre sus manos—. He perdido a quienes más quería, no planeo perderlos a ustedes también. No puedo imaginar mis días sin su compañía, retándome por queda detalle y tratando de esconder sus miradas durante los entrenamientos. No puedo.

  —Steve, no perderás a nadie más. Lo prometo.

   ____
¿quién quiere un mini maratón del fósil Rogers?
porque el Evans confirmó que se nos va y merece su reconocimiento 💔

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