Apartó su cuerpo al extremo contrario de la habitación, mordisqueando con nerviosismo sus uñas. Habían transcurrido más de cinco horas desde que sus compañeros de departamento decidieron marcharse en búsqueda de «algo para cenar y celebrar».
Lucille no entendía con exactitud la parte de “celebrar”. ¿Por qué iban a hacerlo? La guerra continuaba llevándose la vida de inocentes y de soldados. Incluso, mientras hacía la limpieza diaria, había encontrado un documento de ingreso al ejército estadounidense perteneciente a James.
—¡Hey, cariño! —la profunda voz de Barnes interrumpió sus pensamientos— ¿Podrías ayudarme?
La nombrada frunció sus labios, acercándose al recién llegado y tomando una de las canastas de mimbre.
—¿Dónde se encuentra Stevie? ¡Demonios, Barnes!
Cerró los últimos botones de su abrigo, dispuesta a marcharse para comenzar a buscar al rubio. Los brazos del soldado rodearon su cuerpo, inmovilizándola.
La cálida respiración del muchacho golpeó contra la piel descubierta de su cuello, causando una serie de efectos secundarios dentro de la anatomía de la joven. Su corazón empezó a latir desenfrenadamente, sus piernas se asemejaron a dos trozos de gelatina y sus palabras quedaron atascadas en su garganta, impidiendo recriminarle su comportamiento a James.
—Se ha quedado en el café de la esquina. Tenía asuntos pendientes que atender.
—Sabes perfectamente qué clase de asuntos debe atender —murmuró, inclinando su cabeza en dirección al hombre— Buck, ¿por qué?
—Es necesario.
Lucille logró zafarse del agarre del hombre. Inhaló el oxígeno suficiente para tranquilizarse. No quería que el vecindario se enterara de su enamoramiento, los comentarios despectivos por parte de las muchachas del hogar continuo y la mirada de la anciana del primer piso, ya eran el castigo suficiente.
—¿Necesario?
—No quiero pelear contigo, nena, ¿sí? Ya es insoportable contener el secreto y mantenerlo alejado de Steve —Lucille ignoró el hecho de que la había llamado “nena”. James permaneció sin hablar por unos segundos, pensando las palabras que emplear, no estaba en sus planes generar un inconveniente con la joven—. Decidí unirme porque siento la obligación de hacerlo. Mi padre peleó en la primera guerra porque quería protegernos..
—Pero, ¿y si mu-mueres? —preguntó, conteniendo las lágrimas que se acumulaban en sus ojos.
James deslizó su mano por la sonrojada mejilla de la castaña, quitando las pequeñas lágrimas que descendían por estas.
—Entonces no podremos casarnos, ni tener hijos. Tampoco una casa en el campo, rodeada de cultivos de girasoles y tulipanes.. ¡Y cómo olvidarnos de las mascotas! Una cabra llamada Molly, un perro llamado Howard y dos gatos: Diana y Merlín.
Lucille negó con un movimiento de cabeza. No lograba frenar sus sollozos.
—Eres un desastre consolando personas.
—Eso no impide que te encuentres perdidamente enamorada de James “soy un desastre consolando personas” Barnes.
Estaba por formular una excusa para negar cualquier sentimiento hacia el contrario, pero su mente se bloqueó al sentir, nuevamente, los brazos ajenos en su cintura. Bucky acortó la escasa distancia que separaba sus rostros, apoyando sus labios sobre los de ella.
_____
¿dónde se puede obtener un bucky?
ESTÁS LEYENDO
→marvel's one shots←
FanfictionHistorias cortas e imaginas sobre nuestros héroes favoritos. Advertencia: Posibles spoilers. 24-01-2017: #97 DE TODO. 15-02-2017: #32 EN HISTORIA CORTA. 24-02-2017: #47 HISTORIA CORTA