stephen strange;

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Golpeteó con la yema de sus dedos la superficie del escritorio. Necesitaba calmar los nervios que comenzaban a florecer en el interior de su anatomía, además de entretenerse mientras esperaba a que sus compañeros se presenten en la sala de reuniones.

Su mirada vagaba entre las diversas pantallas táctiles que adornaban la habitación. Miles de imágenes de catástrofes provocada por los vengadores eran transmitidas allí. Julie se preguntaba porqué permitían que pasarán aquello.

—Oh, señorita Hills.

La nombrada giró su anatomía, encontrándose con quién menos esperaba: Stephen Strange, su “enemigo” en los preguntados para decidir quién era el que más sabía acerca de la neurociencia.

—Strange —murmuró, extrañada, observando detalladamente al hombre. Casualmente ese día había decidido cambiar sus prendas “místicas” por una camisa de claras tonalidades y un vaquero oscuro—. ¿Visión te ha obligado a sacarte los vejestorios de encima?

Stephen frunció su ceño en señal de desaprobación ante la actitud de su compañera. Julie, por su parte, cruzó sus brazos a la altura de su pecho y continuó mirándolo con intensidad.

—¿Es parte de tu venganza por haber hecho, según tú, “trampa” en la última ronda? —indagó el castaño, tomando asiento en una de las sillas que rodeaban la mesa de vidrio.

—Tardaste treinta y dos segundos en responder —respondió, encogiéndose de hombros—. Las reglas son claras: tardas más de treinta segundos y quedas descalificado.

El enorme orgullo que poseía la morocha le impedía dar brazo a torcer. Las reglas habían sido creadas para que el juego fuera limpio, justo para ambos jugadores.

—Sucedió hace más de dos semanas —comentó Stephen, dejando escapar un suspiro de sus labios.

Julie le dedicó una mirada “asesina”. Durante la extensión de dos semanas completas, se había prohibido entablar una conversación con Stephen, siquiera permanecer en la misma habitación que él sin compañía.

—La traición no se olvida.

—¿Debe ser una broma? —preguntó, suavemente, Stephen—. Hace dos malditas semanas que no intercambias una mínima palabra conmigo, ni siquiera me has mirado hasta hoy —Julie mordió el interior de sus mejillas, conteniendo una carcajada. ¿En verdad pediría perdón?—. Lamento haber “jugado sucio”. No podía darme el lujo de que me ganes, me has pateado el trasero lo suficiente como para seguir soportándolo.

Una alegre sonrisa surcó los rosados labios de Julie. Dejó escapar unas sonoras carcajadas, elevando su anatomía del asiento detrás del escritorio para acercarse a la mesa de cristal.

—¿Quieres qué en el próximo encuentro deje ganarte?

Stephen negó delicadamente, sin apartar su mirada de quien se encontraba delante suyo.

—Tengo mejores planes para el próximo encuentro.

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nadianoriega1 espero que disfrutes ese próximo encuentro 😏

hola mis bellas criaturas (?) ✨



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