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steve rogers;

—¿Quieres qué te llevemos a casa? —indagó Sam, señalando el automóvil con la mirada.

La joven negó con lentitud. Necesitaba un momento para pensar todo lo que sucedía. En apenas una semana horas había sido bombardeada por miles de sensaciones confusas. Estaba a punto de retirarse, cuando la mano de Steve Rogers se lo impidió. Alice giró sobre sus talones, enfrentando con la mirada al rubio.

—¿Qué?

Tragó en seco, los nervios la traicionaría en escasos segundos a causa de la penetrante mirada de Steve.

—Necesito hablar contigo. A solas —murmuró entre dientes, dedicándole una mirada a Sam para que se retirara.

Sam Wilson comprendió el mensaje, y sin mediar palabras de despedida, se encaminó hacia el automóvil. Aquella acción le dio a entender que, seguramente, ambos amigos irían a cenar a las instalaciones de los vengadores. Alice sacudió su brazo diestro, queriendo deshacerse del agarre del hombre.

—Capitán Rogers, necesito mi brazo, ¿me hace el favor de devolvérmelo?

Los nervios aumentaron a una increíble velocidad cuando el hombre deslizó su mano por toda la extensión del brazo. El corazón de Alice amenazaba con salirse de la caja torácica, golpeaba contra su pecho a una velocidad que jamás había experimentado. Sentía a que sus mejillas comenzaban a teñirse de un color carmesí.

—¿Conoce el bar de la sexta Avenida?

Alice asintió rápidamente y respondió:
—He acompañado a Natasha numerosas veces a ese lugar.

Aún se indagaba porqué su compañero quería visitar un lugar tan repugnante, repleto de hombres borrachos y un insoportable olor a tabaco.

—La espero allí a las ocho en punto —comentó Steve, colocando sus manos en los bolsillos de su pantalón. La muchacha frunció su ceño—. No recuerdo que haya sido intolerante al alcohol.

—No, al contrario. Pero creo que usted no debería asistir a esos lugares
¿Qué eres y qué le has hecho al Capitán Rogers? —inquirió, cruzando sus brazos a la altura de su pecho.

—Sabía que era mala idea pedirle consejos a Bucky.

Alice dejó escapar una pequeña carcajada.

—Ven a mi departamento a las ocho. Haré pasta, Stevie.

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lamento la tardanza con los pedidos, mi internet está del asco 💔
*se va a llorar al rincón*