Historias cortas e imaginas sobre nuestros héroes favoritos.
Advertencia: Posibles spoilers.
24-01-2017: #97 DE TODO.
15-02-2017: #32 EN HISTORIA CORTA.
24-02-2017: #47 HISTORIA CORTA
El sujeto desconocido giró su cuerpo, revelando su identidad. Annie sostuvo con mayor firmeza el mango del sartén al percatarse de quién se trataba. Loki Laufeyson.
Con amargura, recordó la primera vez que había visto ese atractivo rostro. Sucedió en Nueva York, hacía cinco años atrás, cuando al dios del engaño se le ocurrió la brillante idea de conquistar el planeta, comenzando con su ciudad natal. En la batalla que se había librado en las calles, Annie perdió al único familiar de sangre que le quedaba, su hermano mayor, Thomas.
Los encuentros siguientes fueron aún peores, desatándose discusiones que acababan con intercambio de golpes o poderes.
—¿Qué demonios haces en mi departamento? —volvió a indagar, ante el silencio del hombre. ¿Acaso sería una ilusión? —¡Contesta!
Loki abrió sus labios para formular una respuesta, cuando una pelota de hule le rebotó en la cabeza.
—¡Estúpida midgardiana! —exclamó, en un elevado tono de enfado.
Annie le dedicó una mirada desafiante, acortando la distancia que separaba sus cuerpos, sosteniendo el utensillo de cocina en alto.
—¡Estúpido, tú! —suspiró profundamente, tratando de calmar su creciente enojo—. Te lo preguntaré por última vez, ¿qué quieres?
—Necesito su ayuda, señorita Avoit.
Una carcajada sarcástica salió de los labios de la muchacha.
—Ha mejorado tu sentido del humor —comentó, observando al hombre. Loki mantenía un semblante serio plasmado en el rostro—Oh, espera.. ¿Lo dices en serio?
El dios hizo un gesto afirmativo con su cabeza. Annie comenzó a descender, lentamente, el sartén, depositándolo sobre la mesa del comedor. Apenas lograba asimilar las palabras mencionadas por él.
—Eres la único persona conocida que puede ayudarme —Annie elevó una de sus cejas, cruzando sus brazos a la altura de su pecho—. No lo pediré de nuevo ni rogaré de rodillas, en especial a alguien de un nivel inferior.
—Perdón por ofenderlo, dios supremo —dijo en tono burlón, haciendo una pequeña reverencia.
—¿Por qué siempre te encuentras a la defensiva?
—¡Porque eres un maldito idiota!
El grito de la muchacha resonó en la habitación. Sintió la atenta mirada ajena sobre su anatomía, pero no iba a dar brazo a torcer, no aquella vez.
—¡La idiota eres tú!
—¡Al menos estoy cuerda!
—¿Cuerda? ¡Hiciste que un ejército de muñecos me atacara, manipulaste una nave con los ojos vendados!
—¡Salve tu vida!
—¡Jamás te pedí que lo hicieras!
Fue el impulso más idiota que en su vida cometió. Acortó la distancia que los separa, uniendo sus labios con los de él. Al principio, Loki había permanecido estático, pero unos segundos después consiguió que el beso obtuviera un ritmo intenso, profundo.
