stephen strange;

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—¡Doctora Hills! ¡Doctora Hills!

La nombrada alzó su vista, apartándose del escritorio de madera. Se percató de la desesperación en la tonalidad de voz de Angela, una de las enfermeras de emergencias; con seguridad podía afirmar de que se trataba de un accidente automovilístico grave, para que solicitaran su ayuda.

En las últimas semanas, las intervenciones quirúrgicas habían incrementado de manera descomunal a causa de los accidentes automovilísticos y derrumbes de edificios. Sus compañeros mencionaban que aquello se debía a personas con mutaciones, experimentos e incluso varios afirmaban haber visto al Capitán América en televisión nacional. ¿No se suponía que debería estar muerto?

—¿Qué ocurrió? —indagó, siguiendo a los enfermeros y bomberos que trasladaban la camilla al interior de las salas de cirugías.

Su corazón dio un vuelco cuando se percató de que se trataba de una niña, que aparentaba unos ocho o nueve años de edad. Los ojos de la pequeña deambulaban de un lado a otro sin entender en lo absoluto la situación.

—Fractura de dos costillas izquierdas, descolocación del hombro izquierdo y hemorragia cerebral, posible formación de hematomas —informó uno de los enfermeros.

Observó a los presentes, detallando a cada uno:
—¿Dónde se encuentra el doctor Stephen Strange? ¡LLAMEN A STRANGE! —exclamó, desesperada, mientras se introducían en la habitación.

...

Aferró sus manos alrededor de la taza de porcelana, mientras continuaba leyendo los documentos sobre la exitosa operación de hace algunas horas. Las milagrosas manos del doctor Stephen Strange lo habían hecho nuevamente: salvar a alguien del borde de la muerte.

Una sonrisa apareció inconscientemente en los labios de Mery Hills.

—¿Conocías a la niña?

Giró su rostro, encontrándose al neurocirujano apoyado en el marco de la puerta. Stephen había reemplazo sus prendas de ¿? por su aburrido atuendo diario: una camisa oscura, un pantalón de vestir y mocasines marrones.

—No —respondió, después de unos segundos. La profunda mirada de Stephen cruzó con la suya propia— ¿Desde cuándo te interesas por mi vida personal?

—Desde que mi asistente ha permanecido desaparecida por cuatro meses, reaparece y aparece con conocimientos aún no descubiertos por el hombre —Mery separó sus labios para formular una respuesta que no sonara descabellada—. No entiendo la tecnología que implementaste para realizar ese dispositivo, pero te aseguro que es revolucionario para la neurociencia...

—El cerebro humano es poderoso, pero aprendemos a manipular sólo una pequeña parte de su capacidad total. Nos limitamos a creer en lo que podemos ver o tocar, lo demás nos parece imposi...

Sus palabras fueron frenadas por los labios del hombre, que se habían posados sobre los suyos. El contacto le provocó un escalofrío que recorrió su columna vertebral.

—Tomaré eso como un “la he extrañado, doctora Hills” —susurró Mery.

...

Dos años después;

Mery sentía la energía fluir entre sus venas, recorriendo cada espacio de su anatomía. Localizó uno de los floreros de porcelana que su madre le había regalado para navidad, sin dudarlo, lo envolvió en una neblina anaranjada y lo depositó en el extremo contrario de la habitación.

A medida que transcurrían los años, sus mutaciones empezaban a volverse más fuertes, a expandir sus habilidades psíquicas en diferentes ámbitos.

Incesantes golpes en la puerta principal de su departamento la devolvieron a la realidad. Agudizando su vista, miró a través del material, sin encontrarse con alguien en concreto, pero lograba sentir la presencia de un místico a su alrededor.

Con un chasquido de dedos, la iluminación desapareció, dejando la habitación en absoluta oscuridad.

—¿Qué es lo que busca?

El suelo alfombrado comenzó a cambiar bajo sus pies, Mery quedó suspendida en una realidad alternativa por algunos segundos. Formuló un conjuro para anular las habilidades de su oponente, necesitaba tiempo para analizar estrategias de pelea.

—¿Dónde se encuentra la gema tiempo?

Observó a la oscuridad, buscando la fuente que emitía esa importante cantidad de energía.

—¿Stephen, eres tú? —inquirió, desconcertada.

El departamento se iluminó abruptamente, nublando su vista por algunos instantes.

El neurocirujano se encontraba parado a unos escasos metros de distancia, suspendido en el aire. Una pequeña carcajadas escapó de los labios de la muchacha al percatarse de como se encontraba vestido: completamente disfrazado de hechicero.

Acortó la distancia que los separaba, envolviendo sus brazos alrededor del cuerpo del hombre.

—¿Ahora entiende, doctor?—indagó, mostrando una sonrisa burlona en sus rosados labios.

—Tenía de asistente y amante a una maestra de las artes místicas más poderosas del universo. ¿Recuerdame por qué no tuvimos esta conversación antes?

—Preferiría que me beses.

Stephen atacó sus órdenes, uniendo sus labios con los de ella con desesperación.

—¿Me prestarás tu capa? Es interesante que tenga mentalidad por si misma...

—Eso lo veremos luego, cariño.

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MusicianPolarBear espero que te guste ❤

pidan un deseo que hace meses que no actualizo tan rápido 😂

[que mis esposos vuelvan] 💔

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