thor odinson;

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Diara negó con un movimiento de cabeza, mientras sonreía con nerviosismo. Estaba exhausta, las heridas de sus brazos ardían y sus piernas pedían sentarse cuando antes. Pero la presencia de Thor había provocado que esa extraña sensación del estómago volviera y su cerebro distrajera el cansancio y la intranquilidad.

  Años después de su partida, se mantuvo encerrada en el antiguo hogar de sus padres y oculta de los demás asgardianos. Durante ese tiempo, logró formarse como guerrera, entrenando de amanecer a amanecer junto a su fallecido hermano, aprendió a manipular las espadas y las lanzas, también algunos trucos con dagas. Todo para el asalto final.

—¿Debo llamarte “majestad”? —inquirió, dedicándole una mirada burlona al rubio.

  Thor acompañó sus carcajadas. El dios acarició los anaranjados cabellos de su fiel compañera con dulzura.

  —Sólo en ocasiones especiales.

Diara frunció sus labios, disgustada. Detestaba dirigirse con formalidad a las personas que conocía desde hacia muchos años, en especial, a los hijos de Odin. Su padre había sido general y un importante guerrero en el ejército de Odin, por lo cual, ella se había criado junto a los príncipes dentro del palacio.

    —¿Esto cuenta como ocasión especial? —cuestionó la muchacha, sentando su cuerpo en uno de los sillones incrustados en la pared.

  —Nuestro reencuentro.

  Los nervios de Diara aumentaron notoriamente cuando esa frase llegó a su cavidad auditiva.

  —¿Dónde demonios te habías metido?

   —Larga y complicada historia.

La joven observó en ambas direcciones, tratando de encontrarse con alguien o algo que frenara la explicación del dios acerca de su paradero en los últimos años.

     —Tenemos tiempo —murmuró, encogiéndose de hombros. Le provocaba curiosidad su repentina desaparición.

   Justo cuando Thor comenzaba a llegar a la parte más divertida de la historia, la habitación quedó a oscuras. Diara apartó su anatomía hasta el gigantesca ventanal de la parte trasera de la nave.

   Los musculosos brazos del rubio rodearon su cintura, obligándola a retroceder unos pasos. Thor entrelazó sus manos con las de la muchacha, ambos comprendían que estaba sucediendo.

   —¿Qué demonios es eso?

   —Thanos —susurró en respuesta la pareja.

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Y ya sabemos qué sucede después 💔

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