Deslizó su mano dentro del bolsillo de su abrigo en búsqueda de algún dulce que calmara los rugidos de su estómago. Había perdido la noción del tiempo, incluso su cerebro reprimió los momentos antes de caer en manos de la organización nazi y permanecer encerrada en una celda de granito sin vista al exterior desde entonces.Apenas tenía las energías necesarias para elevar su cuerpo y caminar por la habitación para evitar que sus músculos se entumecieran. El repugnante olor que emanaba la comida que ofrecían sus raptores le quitaba por completo el apetito, sólo bebía el agua embotellado que rodaban por una ranura en la puerta de entrada.
Aunque, pese al panorama que la rodeaba, continuaba manteniendo sus esperanzas. Vendrían a rescatarla, ¿o no?
Volvió a pegar su espalda contra una de las paredes, asustada. Un hombre cayó de rodillas, empujado por dos guardias. Parecía derrotado, con una serie de heridas en su rostro y los puños –tanto el verdadero como el metálico– cubiertos de un espeso líquido, que Brenda descifró como sangre.
—Asesinala, soldado.
El terror la invadió. Sus fuerzas eran nulas en aquellos instantes, sus poderes disminuían a medida que transcurrían los segundos.
La única entrada a la celda se cerró de un portazo. Hubiera preferido haber muerto en la misión a sufrir semejante final.
—¿Barnes? —indagó, cuando logró apreciar mejor al hombre—. Soldado, ¿me escucha?
No obtuvo respuesta, sólo una mirada repleta de confusión y un balbuceo indescifrable.
—Brenda, ¿me recuerdas?
Un golpe resonó en la habitación. Diminutos pedazos de granito atravesaron el aire. La muchacha ahogó un grito desgarrador e inclinó su cuerpo a la izquierda para que el siguiente golpe no diera en su cabeza.
—James Buchanan Barnes.
—¡No!
Esquivó los puñetazos, cambiando de dirección con regularidad y confundiendo a su oponente.
—Prometiste que íbamos a casarnos al finalizar la guerra. ¡Porqué jamás cumples con tus promesas!
Un gruñido primitivo escapó de los labios del soldado. Sus manos se posicionaron sobre uno de los tobillos de Brenda, ocasionando una fuerte caída.
—¡Bucky! —imploró, acumulando las energías que rondaban en su cuerpo en sus manos.
El soldado acabó golpeando con brutalidad el extremo contrario de la habitación. Brenda logró elevarse del suelo, adolorida. Sentía que sus extremidades inferiores no tardarían en fallarle.
Sus manos se apoyaron sobre las mejillas del hombre, obligándolo a sostener la mirada.
—¿Qué demonios te han hecho en los últimos setenta años? ¡Contestame! —vociferó, sacudiendo el cuerpo ajeno al comprender que no hablaría— ¡Maldito bastardo!
—¿Brenda?
—¡Pasan setenta años y lo único que dices es "¿Brenda?"! ¿Por qué demonios rechacé a ese rubio por ti?
—¿Brenda?
La nombrada elevó su mirada, preparando una sarta de groserías que acabaron esfumándose de su garganta cuando apreció el exótico brillo cargado de felicidad que asomaba en los ojos ajenos.
—Estás viva.
No rechazó las caricias que llegaron segundos después. Simplemente se acomodó sobre el pecho del soldado y comenzó a sollozar con amargura.
—Estoy aquí, cariño.
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-lokimischief espero que te guste ❤
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→marvel's one shots←
FanfictionHistorias cortas e imaginas sobre nuestros héroes favoritos. Advertencia: Posibles spoilers. 24-01-2017: #97 DE TODO. 15-02-2017: #32 EN HISTORIA CORTA. 24-02-2017: #47 HISTORIA CORTA