steve rogers;

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Deslizó su mano a través de la pantalla de su teléfono móvil, quitando cualquier rastro de polvo existen. Buscó entre las aplicaciones su agenda telefónica y tecleó el nombre del capitán. Una extraña oleada sacudió su cuerpo, los nervios se apoderaron de su ser en cuestión de segundos.

  Desde lo ocurrido en el aeropuerto hacía dos años atrás, Grace había cortado cualquier conexión con quien en algún momento mantuvo una relación amorosa. Pero necesitaba dejar de lado sus rencores y su orgullo, su padre estaba por el espacio y un gigante violeta se aproximaba al planeta.

  —¿Steve?

   —¿Grace? —preguntó una voz somnolienta del otro lado de la línea.

La nombrada tardó unos instantes en percatarse a quien le pertenecía esa tonalidad de voz.

   —¡Hey, Wilson! —saludó, rascando la parte trasera de su nuca. Aclaró su garganta y continuó—. ¿Se encuentra el capitán?

   —Era hora que llamaras, mujer. Hace dos malditos años que está torturándome con anécdotas de su relación...

  Escuchó unas cuantas exclamaciones por parte del moreno y una segunda voz que le respondía a la lejanía. También lograba oírse una voz femenina, a la cual Grace reconoció como Natasha.

  —¿Si?

  Grace vio obligada a contener su respiración. El rubio volvió a insistir con su pregunta, trayendo a la científica a la  realidad.

  —Cap, tenemos problemas —informó, manteniendo su mirada en el suelo—. Tony  fue secuestrado por un par de extraterrestres, un gigante púrpura quiere destruir el universo y Visión ha cortado comunicación con las instalaciones. ¿Vienes a ayudarnos?

  —¿Por qué debería hacerlo?

  —Exijo hablar con el capitán Rogers.

  —Grace.

  Su enfadada tonalidad de voz también provocó el enojo en la muchacha. ¿Dónde demonios había quedado la persona que daría todo por el planeta y por salvar a la humanidad?

  —Mira, anciano. Eres un vengador, es tu deber con la humanidad venir y ayudarnos a salvarla.

Se escuchó una carcajada del otro lado de la línea.

La paciencia de Grave estaba por colapsar. Buscó ayuda con Bruce, quien intentaba comunicarse, inútilmente, con Visión o Wanda para comunicarles de lo sucedido.

   —Sé que detestas las charlas motivacionales, Stark —mencionó el capitán, retomando la seriedad inicial—. Buscaremos a Visión y estaremos en casa lo antes posible.

  ....

Mantuvo sus manos aferradas a la fotografía, reprimiendo las lágrimas que se acumulaban en sus mejillas. Su instinto le advertía que sería una de las pocas veces que lograría apreciar los rostros fotografiados de nuevo. La preocupación de Grace aumentaba a medida que transcurrían las horas y no había señal alguna de los demás miembros.

La entrada principal de las instalaciones se abrió abruptamente, sobresaltando a la muchacha. Grace resguardó la fotografía en uno de sus bolsillos y se dirigió con ligereza al lugar para recibir a los invitados.

—Señorita Stark —saludó el androide.

  Grace acortó la distancia, empleando uno de sus tantos dispositivos tecnológicos para verificar el estado de daño que poseía.

—Sam, ¿puedes llevarlo al estudio?

  —Como mande, jefa.

Los recién llegados acompañaron al moreno hasta el espacio físico mencionado por Grace, menos Steve. El capitán permanecía estático a mitad de la habitación con su mirada perdida, como si su mente estuviera en una batalla para decidir que paso dar.

  Grace ocupó su tiempo en terminar de organizar unos documentos y la sala de emergencias para revisar la gigantesca herida que presentaba el androide. Además de encontrar la manera de quitar la gema del infinito que se encontraba en la frente del mismo, antes que el apodado “Thanos” acabe destruyéndolos.

  —Grace..

La nombrada elevó su mirada, aunque se arrepintió al instante. Estaba acorralada entre la presencia del rubio y el escritorio repleto de papeleo. Una extraña sensación interrumpió en su estómago.

—¿Por qué demonios te fuiste, Rogers?

—Me arrepiento cada segundo de haberlo hecho. Soy un maldito cobarde que no sabe enfrentarse a sus propios sentimientos y terminé lastimando a quienes más quería.

   La muchacha frunció sus labios, tratando de disimular su asombro. Apenas daba crédito a lo que escuchaba, ¿su mente estaba jugándole una mala pasada nuevamente?

  —¿Qué? —preguntó Steve.

  —Esperaba algo como: “Escuché que puedes embarazarte con un beso” —respondió, tratando de imitar a Rogers.

  —DEJEN DE HABLAR Y BESENSE.

   —¿Por qué no le haces caso a Sam una vez en tu vida?

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