Lie to me - Capítulo 4

5.8K 338 71
                                    

|Flores Salvajes|

Dinah, Dinah, Normani y Ally estaban allí cuando las puertas del ascensor se abrieron, las tres con un gesto que no se condecía mucho con el festejo de cumpleaños. Esperé adentro, apoyada contra la pared de atrás.

–La única razón por la que todavía estamos aquí es porque es cumpleaños, porque... –dijo Ally antes de que Dinah interrumpiera su regaño.

–Bueno, cada uno tiene sus defectos y no es nuevo que Camila no tiene un ápice de respeto por el tiempo ajeno, pero, es su cumpleaños, así que se lo vamos a conceder como regalo –Dinah levantó una mano señalando a mujer más joven–. Normani, destruye la caja.

–¡No! –grité simulando desesperación. Normani me miró de costado alejando la bolsa. Bajé los brazos resignada y clavé la mirada en el piso–. Lo siento, juro que hago mi mejor esfuerzo, pero mientras más lo intento, el destino y la naturaleza parecen complotarse en mi contra.

–Solo puedo imaginar lo tortuoso que debe ser para ti intentar llegar temprano a un lugar. – Dinah acarició mi cabeza, enredado los dedos apenas en las hebras castañas, mientras yo asentía derrotada. Las cuatro reímos, el enojo desapareciendo como por arte de magia, mientras el ascensor se cerraba.

Caminamos las pocas calles hasta el restaurante donde siempre nos reuníamos: El Mesón de Patti. Tomamos la mesa de siempre, en un apartado junto al ventanal permitía ver el jardín trasero. Almorzábamos allí desde su inauguración y pertenecer tiene sus privilegios, nuestra mesa de 6 siempre estaba reservada, aun cuando solo fuéramos cuatro. La atención y el ambiente eran impecables y la comida, casera y tradicional, un lujo en esos días, sobre todo sus especialidades al horno. Ordenamos las bebidas primero.

Dinah Jane Hansen era la jefa de la sección de traducciones de la editorial donde había encontrado mi primer trabajo serio. Fue ella quien realizó mi primera entrevista para ingresar, hacía ya 15 años y la conexión fue inmediata.

Si bien era una mujer jovial, su gesto serio y recatado, su vestimenta formal y monocromática y su humor teñido por lo más seco del sarcasmo británico, la hacía cuadrar con una mujer mayor a los 38 años que tenía.

Inteligente, honesta, responsable; el mejor elemento con el que contaba toda la editorial por lejos, reconocida no solo por sus pares sino también por sus superiores, su carrera y su trabajo puestos por delante incluso de su propia vida.

Sin embargo, puertas adentro, era una mujer muy sensible, divertida, carismática y tierna. Solo tenías que lograr traspasar la muralla que había construido a su alrededor, y si de algo me sentía honrada en esta vida era por ostentar esa amistad.

Ella había hecho muchas cosas por mí, cosas que excedían incluso a la familia o la amistad. Gracias a ella había conseguido el trabajo, gracias a ella mantenía un lugar como editora externa, lo cual me daba libertad de acción para cuidar a mis hijos y mantenerme activa, gracias a ella seguía teniendo una vida social.

Gracias a ella, y a David, estaba sentada en esa mesa. Rememoré los años compartidos, las alegrías y las tristezas. Las palabras de Robert resonaron en mi mente "se lo merece". Era verdad. Por mi parte, ella merecía mucho más que una fiesta de cumpleaños. Y no era porque mis otras dos amigas no lo merecieran, sino porque las vivencias compartidas me hacían subirla a un escalón superior: Dinah no era mi amiga. Dinah era mi hermana.

Normani Kordei Hamilton era la más joven de nuestro grupo, quizás a quien más sentía como un par dentro de la "banda". Quizás, si la vida nos hubiera cruzado siendo las dos solteras, hubiéramos sido grandes compañeras de tiempo libre, pero mis responsabilidades en el hogar y con la familia hacían que mi tiempo se viera limitado para acompañarla en sus aventuras.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora