Set me free - Capítulo 2

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|La verdad golpea a todos|

La sala de espera del Doctor Copeland estaba vacía, a diferencia de la mayoría de los salones del instituto médico. El caso de Ally, como algunos otros, pocos y particulares, lo hacían visitar otras especialidades, como la pediatría, cuando pasaba siempre, después de visitar a su doctora, para que él viera a su pequeño Seth hasta que cumplió 14 años.

Abrió la puerta de su consultorio y vio a la pareja sentada en la sala de espera. Se adelantó a saludarlos y orientarlos para entrar.

–Buenos días, Ally. John.

–Doctor, buenos días.

Los tres tomaron asiento y el ambiente en la habitación cambió. El médico, sin mucho preámbulo, tomó el sobre que ya no asombraba por sus proporciones, y sacó la pila de hojas que traducían los litros de sangre extraídos, las horas de estudios específicos, las entrevistas con oncólogos, psicólogos, psiquiatras y clínicos. La única firma que faltaba era la de él y dos colegas suyos para que esa pila de hojas pareciera el anuario del instituto, donde a fin de año todos se firmaban y dedicaban frases de afecto y cinismo, casi como en la escuela secundaria.

Miró a Ally y su esposo por encima de los anteojos y sonrió, desconcertándolos aún más. Fue él quien habló.

–¿Y bien? ¿No tengo nada?

–Por el contrario –Los ojos de ella se agrandaron y John contuvo la respiración. Estiró la mano para entregarles la primera hoja mientras hablaba–. Felicitaciones, Ally, estás embarazada.

La mano de ella, que se estiraba para tomar el papel que parecía estar en blanco, quedó inmóvil en el espacio. De hecho, parecía que todo se había detenido, el aire no circulaba, las partículas de luz quedaron suspendidas, los cuerpos rígidos.

Todo se había congelado como una foto Polaroid. John con la boca abierta, una media sonrisa desfigurada en sorpresa. El rostro del médico, estancado entre la buena noticia y el desconcierto de los dos, de la paciente y su acompañante.

–¿Perdón?

–Sí, no entiendo cómo no se te hizo este primer estudio desde el principio.

–Simple: porque lo primero que se supone a mi edad, no es un embarazo sino una menopausia.

–Vamos, Ally, hablas como si fueras un geronte –Ally retrotrajo su mano evitando tomar el papel y John se movió despacio para tomarlo en su lugar. Su mirada fue más elocuente que mil palabras–. De todas formas, es lo primero que hay que descartar. ¿Te medicaron?

–No. Empecé con el resto de los análisis.

–¿Todos de sangre o alguno más?

–Sólo de sangre. El psiquiatra no consideró necesario una tomografía.

–Yo tampoco, a la luz de los hechos.

John leía el resultado de cuantificación de Sub Unidad Beta como si entendiera esa lectura.

Según el cuadro de referencia, 168.000 unidades estaban entre cuatro semanas y dos meses.

–¿Esto... quiere decir? –Estiró de nuevo el papel impreso y el doctor se acomodó los anteojos para leer el resultado.

–Unas... once semanas, casi tres meses –John y Ally se miraron sin saber muy bien qué decirse.

~***~

Los dos volvieron a mirar al médico y entrelazaron sus manos. Dentro del espectro de posibilidades que los dos manejaban, un embarazo, un nuevo hijo, un volver a empezar, no era su primera opción, pero para él... para los dos, después de que ella pudiera superar la noticia, saltar su estado depresivo y reencontrarse con su hijo perdido, sería un gran momento para disfrutar.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora