Find me - Capítulo 1

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|La novena carta de Ashira|

Paige pagó lo que le había indicado el taxista, éste le dejó las maletas en la puerta del gran edificio y arrancó de inmediato, cuando traspasó las puertas de cristal no se sorprendió de que la recepcionista, una rubia que parecía modelo, la mirase con recelo.

–¿Puedo ayudarla? –preguntó mirando las dos maletas sin disimulo.

–Sí –respiró profundo intentado que su inglés fuera lo suficientemente correcto para lograr comunicarse–. Mi nombre es Paige Fields, estoy invitada a la Feria, acabo de llegar, pero lo cierto es que perdí la dirección del hotel –perder sonaba mejor que: se la dejé a mi asistente porque soy una morsa que nunca ha viajado sola y no se me ocurrió que necesitaría la dirección de mi hospedaje. ¿Mencioné que mi asistente debería haber tomado el vuelo conmigo y me dejó en mitad del aeropuerto para atender una llamada y jamás regresó?– Por suerte guardaba en el móvil la dirección de aquí y sólo necesito que me suministren los datos para poder irme al hotel.

–Permítame un momento, por favor, puede sentarse –le indicó la chica señalando unas sillas para esperar, mientras se ponía al teléfono.

–¡Dalia para! –Paige giró la cabeza, en ese momento una niña pequeña entró corriendo al edificio–. ¡Dalia! –gritó la mujer que entró detrás, llevando a cuestas una pañalera. La niña siguió corriendo y trastabilló al tropezarse con la maleta que no había visto. Paige saltó de su silla para sostener a la pequeña antes de que cayera al suelo.

–Lo siento –se disculpó mirando a la mujer que veía la maleta como si ésta fuese su peor enemiga por haberse atravesado en el camino de la niña.

–¿Estás bien, Dalia? –preguntó la mujer cargando a la niña–. Dalia, mamá te está haciendo una pregunta.

–¡Quiero subir! –dijo la niña retorciéndose en los brazos de su madre.

–Ya viene, quédate quieta.

Paige miró a la mujer.

–Lamento lo de la maleta –dijo de nuevo moviendola lo más lejos posible de la niña y su madre.

–No te preocupes –señaló la mujer, con un tono cortante, obviamente, por culpa de su maleta la niña casi hacía un aterrizaje forzoso en el suelo–. Hola, Kim –saludó la mujer a la recepcionista.

–Hola, señora...

–No me digas señora o la próxima vez haré que te despidan, llámame Camila.

Kim, la recepcionista, sonrió.

–Hola, Camila ¿Cómo estás?

–Estoy muy bien, gracias. Dalia di: Hola.

–Hola –saludó la niña.

–Hola, Dalia –dijo Kim, la niña seguía haciendo esfuerzos por soltarse de los brazos de su madre, miró hacia donde estaba Paige y le sonrió, ella la saludó con la mano.

–¿Cómo estás tú? –preguntó Camila agarrando con más firmeza a su hija.

Paige volvió a sentarse, esta vez en la silla más alejada de la entrada, claro que eso no impedía que dejara de escuchar la conversación entre ambas mujeres.

–Estoy bien, gracias.

–¿Normani ya salió a almorzar?

–No, pero debe estar por bajar, llamé a Kelly y no estaba en su oficina.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora