Forgive me - Capítulo 14

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|In the dark|

Camila hizo malabares con las bolsas y la puerta, mientras Dalia entraba a la casa delante de ella. Espantó los fantasmas que la acosaron durante el mediodía, la culpabilidad y la actitud de su marido,  fueron incentivo para preparar la cena de esa noche. Necesitaba distracciones, su ancla a tierra para evitar el sonido de su corazón, y lamentablemente para ella, sus hijos se encontraban lejos, por lo que se resignó a menguar las cosas con David. Antes de comenzar, le envió un mensaje de texto confirmando su presencia. El "Sí" no se hizo esperar.

Se detuvo en un negocio de Delicatessen donde David solía comprar aquellas cosas que más le gustaban, tomó el consejo del dueño, que guardaba una ficha de sus clientes, para comprar tres botellas de vino blanco, su Chardonay favorito, mostaza de Dijon, nueces y crema para una ensalada Waldorf y una selección de moras y berries de la Patagonia para su postre. Todo estaba listo para usar la receta secreta de la madre de David en su plato favorito.

Se organizó después de dejar todas las cosas en el refrigerador. Subió con la niña en brazos y preparó su propia bañera para que disfrutara un largo y relajante baño. Teniéndola a mano, podría hacer más cosas mientras se bañaba. Mientras tanto, buscaba que vestir para esa noche. Un vestido negro liviano, acorde a la noche calurosa de verano que se prometía, y debajo, un conjunto también negro de ropa interior.

Se duchó mientras Dalia cantaba a viva voz, rodeada de espuma y patitos de goma. Cantar era un requerimiento de su madre y no sólo porque adorara su voz. Era su manera de asegurarse que no se había ahogado.

Antes de sacar a su hija del agua, llamó a su suegra para las indicaciones de la salsa favorita de su esposo y la respuesta estuvo iluminada por una sonrisa poco usual en su voz. Le dio más detalles de los que alguna vez se había permitido sobre una antigua receta familiar. Le dio secretos como en qué momento agregar el vino y cómo hacer para que no se quemara la mostaza.

La asesoró sobre el tiempo de cocción del pollo y el nivel de temperatura del horno. Y le aconsejó tomar una copa de vino antes de la cena para liberar un poco de tensiones. Le gustó eso último. La única razón por la que no le gustaba beber era porque el alcohol solía ser la llave que abría la celda donde encerraba lo peor de sí. Quizás su querida suegra lo sabía y necesitaba un poco de ayuda de la perra en ella para enfrentar a su marido.

Dalia estuvo bañada, cambiada y preparada como una princesa en tiempo récord, Camila chequeó la hora en el reloj de pared para empezar con sus tareas culinarias.

Dejó una botella de vino en el congelador, otra en el refrigerador y abrió la última. Llenó una copa y le agregó varios cubos de hielo para refrescarlo. Abrió las ventanas de la cocina y dio paso a la brisa ligera y cálida del final de la tarde, que de a poco se convertía en noche y que a más de las siete todavía tenía luz en el firmamento. Amaba el verano, sus días largos y sus noches cálidas. A veces sentía que estaba trasplantada en Londres, su bruma y su lluvia no la representaban en esencia. O por lo menos no antes de...

Tomó un sorbo de vino y se alisó el vestido con los ojos cerrados. Dejó que un poco del vértigo se llevara, como el cauce de un río turbio, el recuerdo que estaba golpeando las puertas de su mente. No. No le iba a dejar entrar. Tenía que ser fuerte.

Abrió los ojos y miró su reflejo en el vidrio, vio su realidad, fuera de su cabeza, de sus fantasías. Por eso debía luchar, no por una alucinación del pasado que amenazaba destruirla. Miró su reflejo con severidad, como si pudiera hacer fuerza con sus ojos para  convencerse, de lo que debía hacer, sin importar el costo. Hizo tintinear el hielo en la copa y se bebió de un trago los restos del vino frío. Delicioso.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora