|Perdóname|
La claridad de la luz entrando por la ventana anunciaba que la mañana había terminado.
Con la parsimonia de siempre, pero diferente, se incorporó en la cama y miró a su alrededor: la misma habitación. Inspiró profundo y reconoció un cansancio bienvenido y una noche de sueño relajado en la que, sin haber sido completa, había bastado para recuperarse.
Se levantó y sus pies se enredaron con ropa desparramada en el piso, pero no se desvió, caminando sobre ella o pateándola a un costado del camino al baño, su mente preguntó, como al pasar, el por qué de tanto desorden alrededor. De costado, sin darle mucha importancia, vio el calendario fuera de lugar sobre su improvisado escritorio. Fuera de lugar pero con la fecha correcta, marcando el día de su cumpleaños número 38 y la laptop abierta.
¿En qué momento esa máquina había vuelto allí? Lo que sea.
Se metió en el baño y cerró la puerta, desnudándose despacio antes de mirarse al espejo. Su cabello ya estaba una mano por debajo del hombro, pero nada en ella estaba dispuesto a cortarlo. Dio media vuelta y se metió bajo la ducha antes de abrirla, disfrutando del contraste del agua fría contra su piel tibia, sintiendo el cambio de temperatura con cada gota que golpeaba su cuerpo. Disfrutando el hecho de despertar y estar viva.
Ok, Reina del drama, muévete.
Sabía que la casa estaba vacía y que aquellos que fueran a visitarla llegarían pronto, de alguna manera lo sabía, aunque su cerebro seguía en el medio de la bruma del reciente despertar. Su cuerpo y su mente se habían tomado demasiado a pecho el asunto de que fuera sábado y el día se prestara para tomarse más atribuciones que la Princesa Catalina.
Eligió un vestuario sencillo, que no le estorbara en los preparativos para recibir a sus invitados pero que tampoco le hiciera parecer la muchacha de la limpieza. Jeans negros, camiseta blanca sin mangas y sandalias sin tacón. Eso estaba bien. Se peinó con los dedos y abandonó, su habitación primero y después el piso superior.
Todo estaba igual que siempre y su corazón se comprimió un poco, quizás porque no se recuperaba del último sueño, demasiado bizarro e intenso como para mezclarse con la realidad. Tenía que lograr salir a tiempo de ellos si no quería despertar cada mañana con la sensación de que le habían robado un pedazo de vida.
La sala de estar estaba ordenada, como siempre, aunque la presencia de los instrumentos musicales de sus hijos allí no coordinaba con el mobiliario. ¿Estaría así de cansada y feliz porque para conmemorar su cumpleaños le habían dado un concierto privado? Se masajeó las sienes, incapaz de recordar más allá de las sensaciones de su cuerpo. Las fotografías a su izquierda, sobre la pared que lindaba con la escalera, la pusieron en perspectiva.
Las fotos familiares, las celebraciones de los bautismos de sus hijos, el cuadro que Noelle había pintado de ella amamantando a Dalia. Miró su mano derecha y la pulsera estaba allí, como su hija, testimonios de que una parte del sueño había sido real.
El sueño.
Seguía debatiéndose entre la fantasía y la realidad, de alguna manera sabía que en el último tiempo vivía momentos difíciles para discernir una cosa y la otra, con dificultades para diferenciar delirio y presente.
Entonces, ¿por fin se había vuelto loca? Perder la línea que separa una y otra era eso. Vivir en un mundo irreal, tapizado de fantasías, confundiendo el pasado con un sueño, era eso, ¿no? Quizás había llegado el momento de, como dicen los españoles, tomar el toro por los cuernos, hablar con su médico de confianza y buscar ayuda profesional. La revelación le hizo arder los ojos, temiendo lo peor, y se llevó de frente a alguien desconocido en su cocina.
ESTÁS LEYENDO
Lie to me - Camren G!P
Fanfiction+Historia temporal. Recuerda que es una historia publicada de manera privada, por lo que necesitas seguirme para acceder a todos los capítulos. Una vez que leas toda la historia, puedes dejar de seguirme si así lo deseas. Si no te aparecen los capít...