Lie to me - Capítulo 29

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|Llamarada de Gloria|

El Hotel Palacio del Retiro, en el centro mismo de la ciudad de Madrid, situado frente al famoso Parque del Retiro y en medio mismo del mágico triángulo del arte, entre los museos El Prado, la colección Tyssen–Bornemisza y el Reina Sofía, era de verdad un palacio, construido a principios del Siglo XX, con solo 50 habitaciones y todas las comodidades que solo un exclusivo hotel de cinco estrellas podía ofrecer.

La camioneta que nos transportaba entró al estacionamiento exclusivo del hotel, y de ahí nos condujeron a la recepción. Siempre me mantuve un paso atrás de Lauren y no fue necesaria mi intervención con el conserje que nos recibió con un impecable inglés con imperceptible acento. Había dos Suites reservadas para nosotros en el piso 3: una estándar y otra de lujo. Dos botones nos acompañaron en el ascensor con nuestros respectivos equipajes.

Las habitaciones estaban en el mismo pasillo, cerca pero no contiguas. La suite de lujo, destinada a Lauren, estaba sobre la esquina Oeste del hotel. Memoricé el número de habitación que el empleado mencionó antes de que el otro me acompañara al extremo opuesto, dos puertas más allá del ascensor.

Mi corazón empezó a latir con fuerza mientras escuchaba sin prestar mucha atención el discurso memorizado de bienvenida, la explicación del uso de las instalaciones y como utilizar el teléfono. Saqué un billete sin idea de su nominación, agradecí en español y no esperé a que cerrara la puerta para arrojarme sobre la cama y marcar asterisco y el número de habitación de Laur. Tardó un segundo en contestar.

–¿Estabas esperando un llamado?

–Estaba esperando tu llamado. ¿Cuánto tiempo te tomará correr por ese pasillo hasta aquí?

–Dame cinco minutos –Arrojé el aparato sobre el receptor, salté de la cama, casi arranco el cierre de mi maleta al abrirlo y saque de allí el ajuar que había preparado para nuestra primera noche juntas.

Después del viaje, una corta ducha no me haría daño y aproveché los productos de belleza que había ahí. Tuve especial cuidado de no mojar mi cabello, y renovada por el baño, todavía desnuda, desplegué los cuatro conjuntos de ropa interior que había comprado para la ocasión.

Nerviosa como estaba, apenas si podía ver los colores, probarme uno y otro frente al enorme espejo iluminado, buscando el que destacara lo mejor de mí, de pronto parecía una misión imposible: Muy corto, muy largo, muy atrevido, muy infantil, de pronto ninguno se ajustaba a lo que quería mostrar para ese momento.

Frustrada por mi propia indecisión, sabía que el tiempo pasaba y los cinco minutos se estiraban como cada minuto de espera en mi vida, me sentía tan tonta y torpe que tenía ganas de llorar, como si fuera una colegiala inexperta. Era bueno que de todo lo demás hubiera tomado recaudos con tiempo, solo imagina si también hubiera tenido que afeitar mis piernas.

Me reí ante lo estúpido que eso sonaba y los nervios me traicionaban, llevándome sin pausa de un estado de euforia a otro. Enojada conmigo misma, decidí que no había nada mejor que podía ofrecerle esa noche, que mi propia piel.

Me enfundé en la bata de baño de toalla de algodón blanca que había en un paquete cerrado, asomé la cabeza a un lado y al otro, y corrí como si de ello dependiera mi vida hasta el final del pasillo. En cuanto golpeé la puerta, ésta se abrió silenciosa a la penumbra.

No había ningún ruido del otro lado, escurrí mi cuerpo por la hendija abierta de la puerta y me apoyé en ella para cerrarla despacio, presionando el seguro en silencio. Esperé quieta en mi lugar algún tipo de señal, una orden, un pedido, que ella se acercara para hacerme suya en esta noche tan esperada. Estiré la mano a un costado y después la otra, buscando el interruptor eléctrico que debía estar ahí.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora