Forgive me - Capítulo 36

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|Rota|

Camila se dio vuelta hacia el otro lado, para ocultar el rostro bajo el cobertor, de espaldas a la luz. El murmullo detrás de ella fue lo que la hizo despertar y levantarse rápido, haciendo que el horizonte ante ella cambiara y le hiciera tambalear el equilibrio. Pestañeó varias veces hasta que se ubicó en lugar, tiempo y espacio: la tragedia de su vida.

Tan pronto como dejó caer la cara entre sus manos, sintió dos manos fuertes en sus hombros y suspiró.

—¿Cómo te sientes? —dijo Robert sentándose en el brazo del sillón que ocupaba su amiga.

—Creo que como me veo —Se arrastró sobre el sillón para hacerle lugar y él se sentó junto a ella, acercándola a su pecho, cobijándola bajo su brazo.

—A medida que pase el día, todo se verá mejor.

—¿Lo prometes?

—¿Tengo cara de mago? —Le revolvió el pelo y se levantó para volver a la habitación. Cuando Camila se acomodó el pelo y puso los pies en el piso, vio a las tres mujeres que estaban en la cocina.

—Buenos días —dijo Ally, acercándose con una taza de café caliente que dejó en sus manos mientras besaba el tope de su cabeza.

—¿Qué haces aquí? —Miró a Normani entrar a la sala con el gesto sombrío seguida por Paige, que se quedó parada en la puerta.

—Paige nos llamó y aquí estamos, para apoyarte, para ayudarte en lo que necesites.

—Las cosas están un poco complicadas —dijo soplando el humo que se elevaba desde la taza a su nariz. Se cruzó de piernas, haciéndose al medio del sillón, para dejarles lugar a sus amigas. Las cuatro levantaron la mirada cuando la puerta contigua se abrió y cerró con el mismo sigilo.

—Los niños duermen y creo que lo harán por un buen rato para que puedan hablar tranquilas. Yo debo irme —Robert se acercó primero a Paige, todavía de pie contra el marco de la cocina, para besarla con ternura y apretarla contra su pecho. Las otras tres disimularon, Normani levantándose a buscar su cartera, Ally yendo hasta la puerta para verificar los dichos del joven, Camila concentrándose en beber el líquido caliente en su taza. Después de despedirse de su chica, recorrió la estancia saludando a las demás.

—Voy contigo —dijo Normani colgándose la cartera.

—No hay apuro. Tómate el tiempo que necesites.

—Me van a despedir por tomarme tantas atribuciones. Personal sabrá que me estás cubriendo.

—Entonces es mi puesto el que está en juego —Robert la abrazó —. Olvídalo, todo está bajo control. Ven cuando puedas —Se arrodilló frente a Camila y le acarició el rostro—. Te dejo en buenas manos —Ella asintió con una sonrisa triste y él se marchó haciendo una nueva escala en los labios de Paige antes de partir.

Camila se estiró por sobre el sillón hasta la mesa de centro, dejó la taza allí con cuidado, y simplemente se derrumbó en una crisis nerviosa.

Normani y Ally no llegaron a tiempo cuando los sollozos rompieron el silencio de la mañana. Paige avanzó hasta el sillón, sosteniéndola entre sus brazos, mientras temblaba y lloraba, sacudida por la fuerza de su angustia y su dolor. ¿Cuánto había resistido? ¿Durante cuánto tiempo vivió empujando hacia adentro tanto miedo, tanta pena?

Normani y Ally se acercaron, prestas al momento en que quizás deberían reemplazar a Paige, conociendo la enemistad entre ambas, o el rechazo de Camila para ser más justos. Pero contra todo pronóstico, en lo más crudo de su descarga, cuando más necesitó aferrarse a un afecto para soportar lo lacerante de su pena, Camila estiró la mano por sobre el hombro de Paige y se abrazó a su cuello buscando no caer. La inglesa lloró en el hombro de la argentina, empapando con sus lágrimas amargas su camiseta, haciendo un nudo entre sus manos esa misma tela. Paige la sostuvo con firmeza, acariciando su cabello enredado, susurrándole al oído palabras reconfortantes, o dejando que su silencio fuera el contenedor de esas lágrimas que por primera y última vez verían la luz.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora