Lie to me - Capítulo 7

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|La chica del otro lado de la pantalla|

A Apagué la laptop y entré al baño, aún en trance. Si le contaba a alguien que Lauren Jauregui acababa de desearme feliz cumpleaños, ¿me creerían?

Tomé una ducha rápida, me envolví en una bata de baño y entré al vestidor como hipnotizada por el curso del día, absorta en mis propias fantasías, descartando cualquier otra cosa que no fuera la protagonista de mi sueño, que se metió en mi computadora y mi habitación esta mañana, y ahora, esta tarde, me acaba de desear feliz cumpleaños. Por mucho que lo intentara, no podía sacarla de mi cabeza, como si sus ojos no fueran suficiente imán para tenerme atrapada, ahora me veía a mí misma acosándola en su cuenta personal.

Miré mi propio altar personal en el fondo del vestidor: libros y souvenirs que mantenía apartados de todos los demás, todo lo relacionado con los libros de Guerreros de Xydonia, la película y ella como actriz. David sabía que lo tenía, no estaban escondidos, pero mientras menos "a la vista" estuvieran, mejor para todos.

Busqué entre la ropa sin mirar pensando en que quizás ni siquiera fuera ella, sino alguien usurpando su identidad. Lo que fuera. Suspiré más ilusionada de lo que debería estar. Aparté los vestidos buscando el que usaba siempre en las reuniones familiares, y enganchado a su percha había una bolsa blanca de papel con un moño rojo.

La abrí con curiosidad y encontré un conjunto de ropa interior de encaje rojo furioso.

Raro.

Yo no usaba encaje, ni ropa interior roja. De la prenda colgaba una tarjeta.

"Úsalo para mí. D."

El aguijonazo de la culpa me quitó cualquier alegría por el regalo. Mientras yo tenía fantasías con una actriz, mi marido planeaba una noche de lujuria para mi cumpleaños, y ese sí, en mi estado de ánimo sería el regalo de cumpleaños. Sonreí mientras desprendía la etiqueta y me despojaba de la bata para ponerme el conjunto.

Descarté el conocido vestido negro y decidí estrenar la camiseta que me había regalado Selena, negra y con finos breteles, con una falda negra a la rodilla y sandalias negras. Me miré en el espejo de cuerpo entero y como al descuido, permití que el tirante del sostén se dejara ver bajo el negro. Mi respuesta a su propuesta.

Bajé las escaleras en el momento en que mi familia política hacía su entrada triunfal.

Pobre Daniel en medio de tantas mujeres. Pobre él y mis hijos y su cruel destino dentro de un esa familia, destino en el que yo me incluía.

Las miré desde arriba y bajé consiente de que a cada paso que daba, las tres estaban deseando que tropezara y creara la anécdota del cumpleaños que me signaría para siempre.

Contra todo pronóstico, mi marido se adelantó varios escalones para esperarme, dándole la espalda a las tres espectadoras. Tomó mi mano y la besó. Yo hice el resto.

Cerré los ojos y lo besé con mucha más pasión de la que debía, pero el espectáculo debía ser lo suficientemente elocuente para dejar en claro que, si bien eran mayoría en el Clan D, acababan de llegar al Reino de Camila.

A través de las pestañas pude ver al último invitado a mi festejo de cumpleaños cerrando la puerta de entrada. Noel.

La foto familiar estaba competa.

Que Noel Parker fuera parte de nuestra familia, no era una manera de decir. Noel era el padrino de todos los hijos de David, de su primera hija y de mis tres varones. Sin importar que pasara, él siempre estaba allí para nosotros, con nosotros. Eran amigos desde la escuela secundaria y con pequeños intervalos por sus viajes a los Estados Unidos y una recorrida sabática por el mundo, también había trabajado siempre en las cafeterías familiares.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora