Lie to me - Capítulo 31

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|Crear un recuerdo|


La salida fue rápida y caótica. Ni siquiera tuve tiempo de guardar mi teléfono en la cartera. Ya en la camioneta, nos encontramos con una inesperada intimidad. El guardaespaldas iba en la parte de adelante con el chófer y este nuevo vehículo tenía una separación vidriada con la cabina del conductor. No sabía decir a ciencia cierta que tanto podrían ver los ocupantes de la parte delantera de lo que sucedía en la parte de atrás, pero al momento, eso no fue relevante.

Lauren estaba a mi lado en menos de un segundo y yo entre sus brazos, nuestros labios a nada de distancia, saboreando la calidez húmeda de nuestro aliento, mirándonos en el medio de una oscuridad irreal en plena tarde de Madrid, recorriendo de una punta a la otra la ciudad en busca de nuestra próxima parada.

–Sabes –dijo, recorriendo con un solo dedo la curva decreciente de mi rostro, ejerciendo una mínima presión que me mantenía a distancia, sosteniendo ajustadas las riendas de mi pasión–, no es mala la idea de Jeremy de hacer una parada en el hotel.

–Soy tu traductora, te sigo a donde vayas –Fue lo único que se me ocurrió decir. Estaba más preocupada en el modo de poner en actos mis sensaciones, más que en palabras, y ella estaba disfrutando ese momento de sublime agonía en la espera.

–Podríamos decir que olvidamos algo ahí, o que los aires de Diva se me subieron a la cabeza y necesito refrescarme y cambiarme de ropa antes del próximo evento.

–Puedo ayudarte –La agonía se trasladó a la piel de mi interlocutora, en la que la excitación tensó cada músculo de su cuerpo con cada palabra susurrada. Dios, en el calor que estallaba en mi sangre, concentrado en el centro exacto de mis piernas, hubiera sido tan sencillo hacer un pase gimnástico, estirando una pierna sobre su regazo, acomodarme sobre lo que latía bajo el zipper de su pantalón de vestir, tomar ventaja de mis medias con liga y deslizar a un costado la ropa interior para tenerla dentro mío en ¿cuánto? ¿seis segundos?

Estaba segura de que ella podía leer mis pensamientos y sentir la densa bruma de calor que nos estaba envolviendo, relamiendo sus labios como quien presiente un banquete más allá de la tela y la piel. Rozó sus labios con los míos, una ligera sonrisa torciéndolos, pero la vibración del teléfono en mi mano destrozó el instante, Lauren separándose de inmediato de mi lado.

Ni siquiera tuve necesidad de ver quién era, y ella tampoco, mientras se reacomodaba en su ropa y se movía a la fila de asientos de enfrente para golpear el vidrio y hacer que, por arte de magia, descendiera.

Enojada, sobre todo conmigo misma, cancelé la llamada y confiné el maldito aparato a la oscuridad de mi cartera. El guardaespaldas nos informó que la seguridad del lugar a donde íbamos estaba desbordada por la cantidad de gente que se había acercado, muchas de ellas habían asistido al evento anterior, y que la capacidad del teatro donde se realizaría la firma estaba excedida.

Hubo un momento de silencio seguido por la sugerencia de suspender la presentación y volver al hotel. Lauren carraspeó y me miró por sobre el hombro, interpreté la pregunta en sus ojos y respondí.

–Yo no tengo problema. Si está bien para ti –Asintió y dio luz verde al guardaespaldas para seguir adelante.

El hombre se comunicó con la gente de seguridad y confirmó que todo seguía dentro de lo planificado. La camioneta siguió avanzando y quince minutos después accedimos por un portón lateral al Teatro del Canal.

El evento en el que participaba la autora de Guerreros de Xydonia tenía el propósito de promocionar un compilado de novelas románticas de autoras hispanoparlantes, que incluía a tres autoras más, una argentina como Lindsey y dos españolas. Pero también era una manera de apoyar la presentación de la película en uno de los países donde el libro había sido furor en un principio.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora