Lie to me - Capítulo 14

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|Conserva la fe|

La vidriera, con letras de neón en fucsia y azul, tenía una sola palabra: TAROT. Dinah y yo nos detuvimos como si fuera el anuncio de bienvenida a la antesala del infierno. Si bien, de las cuatro, yo era la más susceptible a las artes oscuras, también era la que más tenía para ganar –y perder– en una partida de cartas. Ganar al poder saber, quizás, tal vez, si mis conversaciones con Lauren traspasarían la pantalla y el flirteo a algo menos virtual, y perder, si algo de eso llegaba a trascender. Dinah, a mi lado, miraba el cartel como si fuera una amenaza del demonio. Normani salió del local, iluminada.

–35 libras. Tres cartas. Futuro inmediato. Cinco años.

–¿35 libras? Para pagar eso, necesito que además venga a limpiar a mi casa –dije ofuscada.

–No seas agarrada, Mila –Normani me tironeó del brazo, mientras Ally hacía lo propio con Dinah, a la que tuvo que arrastrar dentro del local.

–Vamos Dinah, lo que no mata, engorda.

–Justo lo que necesito. La confirmación de que moriré sola como una planta –Dinah ya había perdido el humor.

–Es tu decisión. Tienes todo para conquistar al hombre que quieras –Giré y sonreí para acotar a la frase de Ally.

–El que quieras. ¡Piensa en grande! –dije acompañando con las manos hacia el cielo, el gesto y la sonrisa. Dinah solo hizo una mueca y entorno los ojos.

Las cuatro estábamos paradas ante un mostrador donde un hombre gordo, recostado en una silla que desbordaba sus costados, masticaba un puro apagado. Las cuatro hicimos el mismo gesto de asco.

El lugar olía a incienso con anaqueles repletos de sahumerios, imágenes de las más diversas religiones, santos, elefantes, búhos, budas y cetros egipcios, libros de meditación y sales; todo eso y la falta de luz, le daban ese toque lúgubre necesario para esas cosas.

Una chica salió de atrás de una cortina de cuentas y nuestras miradas fueron a ella. No podía tener más de veinte años. Salió bajándose la camiseta seguida por un moreno musculoso. El señor de la entrada volvió a atraer nuestra atención.

–¿Tarot o tattoo? –Después de el micronésimo de segundo de desconcierto, Normani fue quien contestó.

–Tarot. Las cuatro. Juntas –Dinah y yo dimos un paso atrás al mismo tiempo. Las dos nos miramos suspicaces.

Podríamos querer, o no, saber el camino de nuestro presente al futuro, pero algo estaba claro: las dos teníamos "algo" que no combinaba con la palabra "todas".

El hombre aplaudió dos veces y una mujer fea, con todas las letras, y sin una pizca de apariencia mágica, apareció por la misma cortina de cuentas por la que había aparecido el musculoso. Sin turbante ni batón hindú, ni siquiera la piedrita en el centro de la frente para simular el tercer ojo, la mujer nos miró a las cuatro mientras se acercaba al mostrador.

–Ashira, las señoras quieren una lectura de tarot.

–35 libras. Tres cartas. Futuro inmediato. Cinco años –repitió como si fuera lo único que supiera decir en inglés. Yo había sacado el dinero del bolsillo trasero de mi pantalón y había contado el efectivo. Normani se adelantó y la encaró.

–20 cada una en una tirada grupal –La mujer entrecerró los ojos y Normani vio el momento de duda–. Son 80 libras. Más de lo que llevaría si nos quedamos solo dos.

Ally asintió. Dinah y yo seguíamos un paso atrás dudando.

–30 libras. Cada una –Normani nos miró con las cejas levantadas y analicé un momento la alternativa, mientras Ally asentía y Dinah negaba con los brazos cruzados. Me adelanté entre ellas dos.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora