Set me free - Capítulo 8

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|Algo en que creer|

Es necesario creer en algo para hablar de un milagro. Se le puede poner cualquier nombre a esa fuerza superior a la que los desesperados se aferran, sea Dios, Ala, Jehová, destino, naturaleza, amor.

El milagro de la vida es el más maravilloso que podemos presenciar y está tan cerca de todos nosotros, tan cotidiano todos los días, que no podemos valorarlo en su real proporción.

Todos los días nace un niño, todos los días amanece, todos los días se abre una flor.

Ally repitió la oración de agradecimiento que recitaba cada vez que volvía a tener a su hija en brazos, sintiendo su calor encenderla, su luz iluminarla. Los médicos actuaron rápidamente y los antibióticos hicieron efecto, salvando la frágil vida de la pequeña Jane y dándole un chance importante para sobrevivir. Y la bebé estaba aferrándose a esa oportunidad, mejorando día a día, creciendo y acercándose, de manera lenta pero segura, al estado de un bebé normal. Los médicos coincidían que ella era el milagro, el amor de su madre. Jane reaccionaba a la voz de su madre, la buscaba con la cabeza y parecía evolucionar años luz cada vez que la ponía en su pecho y comía, y le cantaba y le recitaba poesía.

Ally levantó los ojos y Jap estaba allí, como siempre, en su suéter tejido y su pantalón blanco.

Sus pasos silenciosos recorrían los pisos más sufridos del Hospital Universitario. La sala de terapia intensiva y neonatología. Su función, invisible e intangible, era brindar consuelo y contención a aquellos que esperaban el milagro de la vida.

Esperó a que dejara a la niña de nuevo en su cuna de neonatología y una enfermera se acercó para conectar las terminales de los aparatos que controlaban sus signos vitales. Ambas salieron codo a codo hasta la sala de espera.

–Todo va bien.

–Lo sé. Pasando cada día con esperanza, hasta que le den el alta y llevarla con nosotros a casa.

–Aún falta.

–Lo sé.

–¿Hablaste con el padre Andrew?

–Brevemente –dijo Ally mirando hacia la ventana donde el sol comenzaba a caer. Pronto llegaría John y ella aprovecharía para bañarse y cambiarse.

–¿Y qué te dijo sobre tus... dudas? –Sin mirar atrás, Ally apretó los labios y entrelazó las manos, no muy convencida de la respuesta.

–Lo mismo que dice la Biblia y que ya conozco en todos los idiomas posibles.

–Pero no crees eso.

Se volvió rápidamente para mirar a Jap y contestó vehementemente, no sólo para convencerla a ella, sino para convencerse a sí misma.

–Sí. Sí lo creo. Creo en la salvación de las almas, y el cielo, y Dios recibiéndonos... es sólo que...

–¿Qué? –Ally arrugó la frente, temerosa de volver a poner en voz alta las palabras que no abandonaban su mente, y su corazón, desde hacía días... meses, los que hacía que sabía que iba a tener una hija.

–Sigo convencida, como el primer día, que todo lo que le pasó a Dinah, fue una injusta tragedia.

–Lo fue, sin duda. Una mujer joven.

–Una mujer joven que había sufrido y encontrado el amor y la vida que quería y merecía, y que se le arrebató violenta e injustamente.

–¿Lo has hablado con John?

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora