|Olvídate del futuro|
El martes Camila la llevó al mismo laboratorio donde se practicaba sus exámenes. Según le comentó, eran los mismos que le habían hecho para Dalia y que uno de ellos le podía decir desde el sexo del bebé hasta su tipo de sangre.
Salieron del laboratorio y Camila la arrastró a la cafetería de David que estaba a unas pocas calles. Allí le dio un pequeño obsequio: un leoncito de peluche. Se lo prestó a Dalia que parecía hablarle mientras estaba sentada en su regazo. Normani la miró embelesada, parecía entender todas las palabras de la pequeña. ¿Sería posible que la maternidad hubiera aguzado su oído y preparado su cerebro para la cháchara infantil?
Llegó a la editorial y se detuvo en el cubículo de Robert para preguntarle por Ally.
–¿Pudiste hacerte los estudios?
–Sí.
–¿Puedo preguntar para qué? –Él lo sabía, Camila se lo había contado. Robert no era tan buen actor como su amiga.
–Rutina.
–Bien. –Los ojos de Robert brillaban suspicaces, aunque a su pregunta, la chispa cambió por preocupación.
–¿Hablaste con Ally?
–Sí. Hoy tiene turno con el médico laboral y verán si la derivan con un psiquiatra.
–¿Psiquiatra? –Se sentó frente a él, preocupada, temiendo que las piernas le fallaran si seguía de pie.
–Sólo para ver si alguna medicación puede ayudarla. John dice que no puede levantarse de la cama. Está entrando en un estado depresivo muy profundo –Ella bajó la mirada y entrecruzó los dedos sobre su vientre–. Yo creo que deberías decirle a Seth que venga.
Normani lo miró y apretó los dientes. La parte racional de su cerebro pensaba lo mismo, que una charla entre madre e hijo solucionaría todos los problemas médicos de Ally. Y su corazón clamaba a gritos el retorno de su dueño. Por primera vez los dos intransigentes se ponían de acuerdo y ella seguía en su estado caprichoso e incoherente que se empeñaba en mantenerlo alejado. Suspiró resignada.
–Hablaré con él.
–Gracias, Normani.
–Gracias a ti –Se puso de pie y se adentró en su cubículo. Se dejó caer frente a su escritorio. No podía decirle ahora a Seth que volviera. No le daría tiempo, no podría hacerlo. Y no le daría tiempo tampoco para recuperarse. Tenía que actuar más rápido.
....
El miércoles, desde su escritorio, a última hora de la tarde, cuando ya no quedaba nadie en la editorial y después de cortar varias veces la comunicación, se animó a hablar.
–Hola.
–Hola mamá.
–¡Hola Normani! ¿Cómo estás?
–Bien.
–¿Llamas para despedirte? –Normani miró su calendario y ató la fecha y el evento. El viaje de Sylvia a la Polinesia. ¿Tendría un lugar para ella en su maleta?
–¡Oh! Sí, ¿cuándo viajas?
–El sábado temprano.
–¿Y cuándo vuelves?
–Veinte días.
–¿Tanto tiempo?
–¿Qué? ¿Me vas a extrañar? –De pronto las lágrimas le quemaron la nariz y la angustia le apretó el pecho. Se sintió tan sola. Abandonada. No importa que tanto quisiera disimular una y otra, a cualquier efecto, la mujer con la que estaba hablando era su madre porque la había portado, aún contra su voluntad, nueve meses en su vientre y la había traído al mundo. De sus amigas, aquellas que alguna vez habían cumplido un rol materno en su vida, Dinah estaba seis pies bajo tierra y Ally deprimida en una cama llorando por el hijo que ella le había robado. Y la única persona con la que contaba era Camila, y estaba empecinada en no apoyarla. Sola.
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Lie to me - Camren G!P
Fanfiction+Historia temporal. Recuerda que es una historia publicada de manera privada, por lo que necesitas seguirme para acceder a todos los capítulos. Una vez que leas toda la historia, puedes dejar de seguirme si así lo deseas. Si no te aparecen los capít...