Set me free - Capítulo 12

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|Enero|

Desde el jardín de acceso al Garden Cottage que Lauren Jauregui ocupaba en el Chateau Marmont de Los Ángeles, sólo se escuchaban risas y el sonido del juego de PS3 de disparos y recargas. Lauren pasaba sus últimos días en Estados Unidos en compañía de su hermano menor, Chris y dos amigos de Londres, antes de comenzar realmente su año.

Carter, su agente, se detuvo en la puerta antes de entrar. Volvió a mirar el teléfono, incrédulo, como si todo lo que le acababan de decir fuera una mentira, un juego. Pero no, era verdad. Y le tocaba a él ser el mensajero.

Abrió la puerta, atravesó la sala de estar hasta el salón de juegos y esperó en silencio el final de la partida. Cuando el último nazi estuvo sangrando en el suelo y el Bastardo sin Gloria desenfundaba su cuchillo, Lauren levantó sus brazos en señal de triunfo mientras Chris y Matthew chequeaban los puntajes en la pantalla.

La ganadora se dejó caer para atrás y desde el piso vio los pies de su agente, y desde esa perspectiva, se veía altísimo. Levantó la cadera y sacó una cajetilla de cigarrillos.

–Pensé que habías dejado de fumar –Lauren lo ignoró y saco un palillo de madera que mordisqueó para paliar la ansiedad. Se incorporó al mismo tiempo que su hermano.

–Carter...

–Hola, Lauren, Chris. –La expresión lúgubre del representante, que llevaba sus asuntos laborales a través de la agencia Multitalent, no le gustó.

–¿Qué pasa? – Carter dejó el teléfono móvil en la mesa y metió ambas manos en los bolsillos.

–¿Cuánto hace que no hablas con Keana ? – Lauren quedó inmóvil.

–¿Qué pasó con Keana? – Cuando sólo hubo silencio en los labios de Carter, Lauren asumió lo peor y sacó el aparato de su otro bolsillo. El hombre frente a ella lo detuvo–. Me estás asustando.

–Morgan acaba de llamarme. No pudieron detener las fotos de Keana con Cameron.

Una ráfaga de viento helada los envolvió. Alguien enmudeció el juego y un par de pasos se alejaron a la habitación contigua. Lauren seguía tratando de procesar la información, hilvanando los nombres con las imágenes.

¿De qué fotos hablaba Carter? ¿Keana y Cameron? ¿Qué Cameron? El hombre que las había dirigido en sus últimas dos películas, el tipo con el que había trabajado durante casi dos años, con el que habían compartido mucho más que sets y alfombras rojas, viajes de promoción y consejos. ¿Ese Cameron?

–No sé de qué me estás hablando –fue lo único que Lauren pudo contestar.

Chris regresó desde la habitación contigua con su IPad en la mano, ojeándola como quien lee una revista, la expresión en su rostro como quien confirma lo que siempre había sostenido. El joven levantó los ojos de la pantalla táctil y acercó el aparato a su hermana. Lauren se pasó la mano dos veces por la cara antes de mirar las imágenes, que iban más allá de lo que su imaginación había disparado.

Inmóvil e impactada, tardó segundos que parecieron horas, observando cada detalle de la imagen que hablaba por sí sola.

En el piso, su teléfono móvil se había disparado en mil sonidos diferentes.

Carter hizo lo suyo: levantó el teléfono y contestó las llamadas, escapando de la escena por una puerta lateral hasta la cocina. Lauren finalmente pudo moverse y comenzó a agrandar las imágenes, llenando sus retinas de todas y cada una de ellas, imprimiéndolas en su pecho, porque sentía que debía llenar ese espacio vacío, ya nada había allí. Automáticamente buscó en el bolsillo de su pantalón y sacó la caja de cigarrillos, llena de palillos de madera y dos cigarros electrónicos.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora