Capítulos Extras |8|

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|Casa Jauregui|

Cada salida de Lauren Jauregui era un operativo de seguridad. Era una suerte que la gente se tragara los rumores y la hicieran filmando en Vancouver porque su amigo Rhyss y el director Kazavietz habían inventado una participación suya en su última película. Tenían fans y paparazzis montando guardia en los estudios, era un negocio de ida y vuelta, porque a ellos les servía como publicidad gratuita y ella tenía una vida apacible, oculta en un suburbio de Londres con su nueva familia. De todas formas, para no tentar a la suerte, Dan seguía siendo su guardaespaldas y su hermano menor se divertía organizando sus escapadas.

Chris pasó a buscar a su hermana y su flamante sobrina temprano esa tarde con un rumbo decidido: la casa materna. Todos estarían allí: Antoine seguía con un pie roto y licencia en la agencia de modelos donde trabajaba, su padre había vuelto hacía poco de un viaje de ventas por Escocia, su madre ocupada cuidando al lesionado, la familia estaría completa para su visita.

Cuando los tres bajaron del automóvil, Chris se adelantó e inclinó hasta la altura de Dalia, con una sonrisa cómplice.

—¿Sabes dónde vamos?

—A conocer a los papás de mi mami.

—También son mis papás. ¿Sabes que son tuyo? —Dalia arrugó la frente como si estuviera haciendo matemáticas. Chris abrió la boca para contestar su propia pregunta pero la expresión feliz y sorprendida de la niña lo detuvo.

—¿Mis abuelos?

—Sí, son tus abuelos.

—¿Una abuela y un abuelo?

—Sí.

Dalia saltó de emoción y Lauren la levantó en brazos, con el corazón pleno de amor, pero también angustiada con lo que podía llegar a pasar si su madre reaccionaba mal. Aún pasado el tiempo, todavía tenía grabada su expresión cuando conoció a Camila y ni hablar cuando regresó de Los Ángeles en el medio del escándalo con Keana. En 25 años jamás había escuchado a su madre decir tantas maldiciones e improperios.

Chris se incorporó y siguió hablando con ella.

—También tienes otro tío, se llama Antoine. Hace poco se rompió un pie.

—Puedo ser su enfermera.

—Y estoy seguro que a él le encantará.

—Entonces, ¿Estás lista? —preguntó Lauren. Ella asintió con una sonrisa tan amplia que iluminaba tanto como el sol. Lauren miró escéptica a Chris y sólo dejó a la niña en el piso cuando llegaron a la entrada de su casa. Allí, su hermano tomó a Dalia de la mano y avanzó.

—Sígueme la corriente y no abras la boca. Confía en mamá...

—¿Mamá? —Chris asintió con demasiada confianza y a Lauren se le salía el corazón del pecho como cuando estaba por entrar a la cocina, descubierta después de alguna fechoría.

Chris sacó la llave de su bolsillo y abrió la puerta principal. Clara estaba acomodando un almohadón bajo el pie enyesado de Antoine, que miraba junto a su padre un partido de Rugby en Australia. Los tres miraron la puerta y su expresión se congeló, desdibujándose al ver a la criatura.

—Hola, mamá. Hola, papá. Antoine.

—Hola... —murmuró alguno de los dos hombres cuando el silencio se balanceaba de un trío al otro. Todos los ojos estaban puestos en la pequeña. Estaba todo dicho.

Clara avanzó y se detuvo ante la niña, tragó antes de inclinarse y se ablandó cuando Dalia sonrió.

—Hola, hermosa.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora