Capítulos Extras |9|

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|Noche de cumpleaños|

Después de la violenta merienda, la casa permaneció tranquila hasta que Lauren y Dalia regresaron. Camila se quedó con Damián, velando su sueño en silencio, apaciguando su dolor. Dylan se había encerrado de nuevo, Drew iba y venía de una habitación a la otra. Sin importar las razones, implícitas o no, la pelea tuvo efectos catárticos en los tres niños.

Lauren y Dalia le contaron a Camila con lujo de detalles su tarde en familia. Una vez más, el carisma de la niña y el ingenio de Chris habían salvado el mal trago. Ana se retiró al caer la tarde, dejando lista la cena para esa noche. Comida mexicana habían adherido todos: tacos, guacamole y enchiladas. Lauren la había orientado sobre su gusto, adquirido en Los Ángeles, omitiendo el picante y comprando cerveza Corona para la ocasión.

Dylan y Drew se sumaron al grupo cuando el olor de la comida invadió la casa. Todos se sentaron en la sala de estar, alrededor de la mesa de madera donde la cena estaba desplegada. Con anécdotas y risas, la noche se fue alargando, Lauren se despachaba con historias de Hollywood y los niños estaban absortos y seducidos. Eran las 10 de la noche cuando ella miró al primer piso y vio a Damián parado al borde de la escalera, contemplando la escena familiar de la que estaba excluido. Todos contuvieron la respiración. Dalia se desmontó de las piernas de Lauren y avanzó hacia donde estaba su hermano mayor.

—¿Estabas durmiendo? —Damián se acuclilló frente a ella y negó con la cabeza—. ¿Te despertamos?

—No, princesa.

—¿Y por qué no viniste? Hay mucha comida que dejó Ana.

—No tengo hambre. —La niña pareció conformarse con la respuesta pero no desistió.

—¡Tengo una idea! —dijo brillando de emoción. Damián la levantó en brazos.

—Dime...

—Vamos a buscar tus guitarras y cantemos con mi mami. Ella sabe tocar como tú, ¿sabías? —Damián miró hacia abajo y clavó sus ojos en los de Lauren.

—Sí, sabía...

—Vamos. Yo puedo cantar con ustedes. Como antes... —Camila se acercó al borde inferior de la escalera, atenta a la conversación. La miró con neutralidad. Ella era tan víctima como ellos en un aspecto, ella también merecía una oportunidad.

El muchacho acusó recibo. Tanto había cambiado en su hogar, en su vida, y aun así, él podía lograr recuperar parte de su pasado feliz si ponía un poco de su voluntad en el intento. Podía hacer cantar a su hermanita, podía hacer sonreír a su mamá, si lograba sobreponerse a la fuerza centrífuga del ombligo de su dolor. En pos de ello, estaba en sus manos lograr una segunda oportunidad.

—¡Dylan! —dijo en voz alta. Su hermano levantó la cabeza y lo miró sin modificar su expresión—. ¿Me das una mano aquí?

Dylan no dudó, y en esa actitud era donde residía la magia. Se puso de pie, esquivó la mesa y el sillón, y se dirigió hacia la habitación de Damián, donde él había entrado con Dalia en brazos. Camila estaba pálida y Drew se puso de pie para agarrarla de una mano y llevarla al asiento donde Lauren esperaba sentada.

—Hazme un favor y sostenla un rato, queremos que llegue a cumplir 38.

Lauren la sentó en su regazo y murmuró en su oído.

—Todo va a estar bien, relájate. —Camila apenas pudo aflojarse en sus brazos y en cuanto los tres niños aparecieron para bajar, de inmediato cambió su lugar y se sentó junto a ella, un poco más alejada. Bajaban con tres guitarras y Dalia llevaba un micrófono. Era obvio quién sería la estrella de la noche. Drew tomó una, Dylan se aprestó a filmar con su tableta, recuperando su lugar en el sillón de un cuerpo, y Damián se quedó de pie, justo frente a Lauren. Sin decir más, extendió el brazo con una de sus guitarras.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora