Inspire me - Capítulo 5

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|Si amas a alguien, déjalo libre|

Seth estaba terminando de ayudar a su padre y al tío Thomas a extender las mesas en la sala de la casa. Habían alquilado mesas, sillas y vajilla para poder atender a la gran congregación familiar de navidad. Su tía Susan estaba con su madre en la cocina y sus dos primos estaban conectando el mp3 con canciones navideñas remezcladas al equipo central de música.

Miró con disimulo su reloj, Normani tardaba demasiado para sólo hacer una parada en la casa de Camila y dejar los regalos. Se había vuelto un loco obsesivo protector con ella después del episodio con Mishka. Por suerte la familia de la rusa había viajado de urgencia después del incidente y se la habían llevado, después de pedir disculpas y jurar ponerla bajo tratamiento psiquiátrico.

Abandonó a los dos hombres que estaban discutiendo sobre fútbol, sacando su teléfono y caminando despacio hacia la entrada principal para llamarla.

Levantó la vista cuando abrió la puerta y ella estaba allí, cargada con bolsas y paquetes y una enorme sonrisa en sus labios. Cerró el teléfono y dejó un furtivo beso en sus labios antes de que alguien llegara.

–Te estaba llamando –Normani entornó los ojos y lo pasó de largo para ir al árbol de navidad que llegaba hasta el techo, y a cuyos pies estaban desparramados todos los regalos. Ally salió al escuchar que se cerraba la puerta.

–¿Quién es? ¡Normani! ¡Bienvenida! –Susan y Ally llegaron a ella para saludarla y Seth se acercó para tomar su abrigo. Normani se lo entregó junto a su cartera y quedó sólo con un saco corto negro sobre su blusa dorada sin mangas. Llevaba jeans y botas altas. La pulsera dorada destacaba en su muñeca.

–¡Hola! ¿En qué las ayudo? –Las tres entraron a la cocina y Normani miró por sobre su hombro a Seth, que le guiñó un ojo cuando volvía a unirse a los hombres.

–Puedes cortar esto para la ensalada. Nosotras ya terminamos, y el resto lo traen los demás –Normani se paró en la mesada, de espaldas a las dos hermanas, que se sentaron a la mesa para continuar su conversación. Ally se refirió a Susan–. ¿Quieres un café?

–Ahora no. Bueno, ¿y qué te dijo el médico?

–Que estoy loca, lo cual, no está lejos de la realidad. Que mi grado de estrés, sazonado con lo que pasó con Dinah, está repercutiendo en mi salud.

–Pero, ¿y las faltas? –dijo Susan queriendo susurrar.

–La menstruación en una mujer es algo sumamente sensible a sus cambios y estados de ánimo. De todas formas, el resultado de todos los análisis complementarios recién los tendré cuando vea al médico... cuando decida volver de sus vacaciones –dijo Ally sin poder evitar llenar de sarcasmo su voz.

–¿Y las pérdidas?

–Eso es extraño. Son del mismo tipo que las que tuve en los primeros meses del embarazo de Seth –Normani escuchaba con atención, pero sin intervenir, su mirada clavada en la lechuga que tenía que cortar–, ¿recuerdas que los primeros cuatro meses tuve reposo?

–¡Mamá! –Sebastian, el hijo menor de Susan entró corriendo a la cocina–. Necesito el adaptador USB de extensión...

–No. Con esas palabras aquí no. Habla con tu padre o con Seth, no me interrumpas ahora.

–Pero estaba en tu cartera...

–Búscalo allí entonces –Lo espantó con la mano y volvió a la conversación–. ¿Y tú qué piensas?

–No quiero pensar. Si es la menopausia, quiero que se retire del todo o que vuelva el tiempo que corresponda, pero esta cosa de no... –La conversación cesó abruptamente y Normani miró para atrás. Seth estaba en la puerta y sus miradas se enredaron de inmediato.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora