Lie to me - Capítulo 10

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|Con tiempo para ti|

Otro día, otra semana ¿Otro chat?

El viernes, que estaba organizado y cronometrado al minuto, se complicó cuando David me canceló por unos trámites de habilitación para una nueva cafetería. Adiós a mi mañana libre.

Había logrado concertar la entrevista con el posible colegio de Drew para después del mediodía, lo cual implicaba que volver a mí casa y de nuevo a Chelsea no era una opción. Mi día iba a ser complicado, pero eso no tenía que implicar que yo cortaría mi comunicación con Lauren por ese ínfimo detalle. Guardé la laptop en la funda que me regaló Noel y luego en su bolso junto al legajo de Drew y los estudios completos que le habíamos hecho en los últimos dos años.

En cuanto dejé a los niños en la puerta del colegio, busqué el mejor lugar para pasar la mañana conectada, a la espera de encontrarla.

Mi primera opción fue una de las cafeterías de mi marido, que tenía box separados muy cómodos y conexión inalámbrica gratuita a Internet, pero descarte la alternativa. ¿Cómo explicarle a él, o alguno de sus empleados, mis risitas idiotas y el hilo de baba cayendo de mi boca mientras miraba la pantalla?

¿O qué hacía allí en vez de estar en mi casa, fregando los pisos, o haciendo álbumes de fotos, o trabajando en la editorial? Busqué otra alternativa y la respuesta fue una sola, debía ser infiel, con la competencia quise decir.

Fui directo al Centro Comercial más importante de Terranova y allí, a StarB. Por costumbre y convicción, nunca había ido a esas cafeterías, pero las conocía todas. Solíamos salir de paseo para ver donde estaban ubicadas y hacer controles de mercadeo sobre cuando y como iba la gente.

Este local estaba muy mal ubicado, alejado y en una esquina oscura, con mal acceso a la circulación de gente. Perfecta. Y contaba con tres cosas que iba a necesitar esa mañana: Café, Brownies sin nuez, e Internet.

Maté el tiempo recopilando información de los sitios más importantes dedicados a Lauren y a la película. Pocas novedades que no fueran amarillas: la relación y la ruptura ocupaban los titulares virtuales. Una nota me llamó la atención: En la foto, las tres, ella en el medio, la foto rota por la mitad sobre ella.

¿De eso hablaba cuando dijo ayer sobre su situación sentimental, su corazón roto y lastimar a aquellos a su alrededor? Suspiré mirando la pantalla, donde Keana y Crystal aparecían sentadas en los escalones de un tráiler, fumando cigarros armados de solo Dios sabía qué cosa, en Nuevo México. ¿Qué era lo que había pasado? ¿Me animaría a preguntarle si se conectaba?

El teléfono me sacó de mis elucubraciones sobre el triángulo amoroso más mentado de Hollywood por esos días.

–Hola.

–¿Dónde estás? –Robert nunca era diplomático conmigo.

–¡Ey Bobby! ¿Qué eres ahora, mi perro guardián?

–Llamé a tu casa y no estabas.

–No. No estoy en casa.

–¿Y dónde estás?

–Qué te importa.

–¡De qué buen humor estás! ¿Te estoy interrumpiendo?

Su risa contenida era aberrante. Recién entonces me di cuenta de que estaba ansiosa y fastidiada porque Lauren no aparecía, como si chatear conmigo fuera su obligación.

–No. Solo me detuve en un centro comercial a tomar un café.

–Mejor. Oye, estuve manejando algunas alternativas para la fiesta de la jefa.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora