Find me - Capítulo 8

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|9 Crimes|

Camila escaló en su Van con los nervios crispados, después de dejar, en medio de un llanto impostado, a Dalia en su sillita. Era la tercera y última vez que salían de la sala de proyecciones y ese día en particular, la niña estaba con un humor del demonio, sin ninguna intención de dormir una merecida siesta en el medio de la oscuridad del cine y mucho menos de portarse como una niña buena y soportar estoicamente una película que no tenía dibujitos.

Arrancó con furia, aunque sabía que era injusta al enojarse con la niña, pero el cartel de "último día" en la boletería, sobre el póster de la última película de Lauren Jauregui, y los empleados bajando su imagen de la marquesina, convirtió en engrudo lo que bajaba por su garganta.

Después de dos semanas encerrada en su casa, cuidando a sus tres hijos, y una más delirando por la fiebre, había salido de su confinamiento con una sola misión: verla, de la única manera segura que podía, en el anonimato oscuro de una sala abandonada. Esperó, luchando contra su propia fuerza de voluntad, hasta que la exhibición llegó a su última fecha. Entonces la desesperación se hizo presa de ella.

Era la primera vez en dos años que flaqueaba en su misión de desterrar de su vida y su corazón a la actriz que había puesto en jaque su propia existencia. Ella había estado en Londres para el estreno y agradeció estar sumida en fiebres ajenas, desvelos y remedios para no haber pasado ni cerca de la ciudad durante su estadía. Era la segunda que filmaba sin su eterna acompañante, Keana Issartel, y lejos de la dirección Curt Cameron.

9 Crimes era una película rara, de esas que hacen los actores porque quieren demostrar que saben actuar. Una película rara con un efecto extraño. Había leído una sola crítica de la película, que no había escatimado en epítetos para destrozarla, desde su caracterización norteamericana, hasta el uso y abuso del cigarrillo del personaje.

Aunque en los Estados Unidos no había tenido gran repercusión mediática, independiente y de bajo presupuesto, en Europa todo el mundo hablaba de ella. No sabía de qué trataba, pero no le importaba. Demi se había tomado muy en serio su personaje de crítica especializada cuando habló con Camila y halagó su actuación: "Ya es una mujer" dijo. Fue todo lo que necesitó para aprovechar su primera salida y buscar una sala que todavía la tuviera en cartel. Encontró una, en Leicester Square. Ese sábado era su último día. La última proyección era a las cuatro y cuarto de la tarde.

Sacó el teléfono móvil de su cartera y revisó los números a los que podía acudir por ayuda. Ya había llamado a dos de tres. Ally tenía a la pequeña Jane un poco resfriada y eso significaba que su casa estaba en cuarentena. Normani estaba ocupada ayudando a Seth en algún trabajo y Tristan estaba con su abuela materna. Miró con los ojos entrecerrados el número que le quedaba como alternativa: recién llegado de su "luna de miel" por media Europa ¿Estaría Bobby dispuesto a cuidar de su ahijada? Dio vueltas por toda la ciudad durante dos horas intentando que Dalia se durmiera, pero fue inútil, como si la niña supiera que estaba forzando la visita con su actitud. Toda su indecisión se fue por la cañería cuando miró el reloj en el tablero de la Van. Sólo tenía media hora. Apretó la tecla de llamado sin medir las consecuencias.

Llegó a la puerta del edificio de Robert y era la quinta vez que entraba en casilla de mensajes. Dos automóviles más allá, el Jaguar de Dinah estaba estacionado, lo cual significaba que estaba allí, solo o acompañado, y salvo alguna otra buena excusa, la estaba ignorando de plano. ¿Y qué si era una emergencia? ¿Y si estaba corriendo a un hospital con su ahijada? ¿Y si sólo lo necesitaba, como en ese momento?

Habiendo encontrado una buena razón para enojarse con Robert, bajó de la Van cerrando de un portazo y al abrir el portón, vio la enorme sonrisa de Dalia, que ya había identificado la dirección.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora