|Corre por tu vida|
Camila corrió atropellando todo aquello que tenía en frente, corrió por ella, por su propia vida, por primera vez.
Gente y más gente que parecía haberse congregado en esa calle para verla pasar con su desgracia y contemplar su carrera hasta el automóvil plateado estacionado casi en la esquina, sus pies en punta como si tuvieran alas, los tacos aguja apenas tocando el concreto del pavimento.
Ya tenía la llave en una mano y el teléfono móvil en la otra, abrió la puerta casi en simultáneo al sonido de la alarma destrabándose y se inclinó sobre el asiento del acompañante para abrir como pudo la guantera, dejando como saldo una uña enganchada en el mecanismo de apertura. Allí encontró lo que buscaba.
Humedeció con la punta de la lengua el pañuelo de papel y se miró en el espejo retrovisor mientras limpiaba a duras penas, maltratando su piel en el intento de retirar los restos de lágrimas y maquillaje ahumado que la hacían parecer un mapache. A tientas insertó la llave en la ignición e hizo arrancar el potente motor del Jaguar. Tenía que serlo, rezó porque así fuera, mientras maniobraba con una sola mano, alternando la imagen en el espejo entre sus ojos rojos y los automóviles que pretendían continuar su travesía tranquila por esa calle y no permitirle arrancar a toda velocidad.
Entre tanto, maniobrando con dos dedos, abrió su teléfono, tecleó el código de contacto y marcó.
......
La habitación estaba en penumbras, algunas de las velas encendidas que perfumaban el ambiente, ya casi consumidas. En la enorme cama con dosel de un carísimo hotel céntrico un hombre y una mujer comenzaban el juego apasionado de las caricias que los llevaría pronto, de la mano, por los senderos de la pasión que tan bien transitaban juntos.
Robert besaba el cuello de Paige cuando un sonido enmudecido por tela sobre tela, intentó penetrar su burbuja de pasión.
—¿Es el tuyo o el mío? —dijo ella flotando entre sus labios y sus dedos
—¿Qué?
—El teléfono, ¿tuyo o mío? —Él hizo una mueca que ella pudo adivinar por sus labios contra su piel.
—¡Qué importa! —dijo con desdén, reteniéndola contra sí, deslizando la boca entreabierta sobre el hueso de su clavícula y sus dedos se escurrían por su costado, deshaciendo el lazo de lo que fuera que tuviera puesto en ese momento. ¿Quién podía pensar en ese momento?
—Podría ser una emergencia —dijo abriendo los ojos, escaneando la oscuridad en busca de la luz que acompañara el sonido que rompía el silencio por tercera vez, antes de que entrara a contestador automático.
— Hay un número para eso —dijo él deslizando con la lengua el fino bretel de satén que liberaría la piel de ella para su exclusivo deleite. Paige pareció evaporarse de entre sus manos y de pronto se encontró solo en la cama, y ella de rodillas revolviendo la ropa de ambos desparramada por el piso de la habitación. Robert respiró resignado, y se unió a la búsqueda. Se descargaría con quien carajo lo estuviera interrumpiendo en ese momento, pero no tendría una discusión con su chica por no atender un llamado telefónico.
Encontró su aparato en el bolsillo del smoking que le habían prestado para la ocasión y ni siquiera miró quién llamaba. ¿Para qué? Sería acreedor de todas las malas palabras que había aprendido en los últimos veinticuatro años.
—¿Qué?
—Bobby... —Se dejó caer en la cama y se desparramó sobre las almohadas, mientras sentía como apenas se movía el colchón a su lado y la figura de Paige se amoldaba a su costado para mantener la temperatura de la pasión entre los dos. Ese gesto lo tranquilizó y menguó la ira contra la siempre inoportuna Camila.
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Lie to me - Camren G!P
Fanfiction+Historia temporal. Recuerda que es una historia publicada de manera privada, por lo que necesitas seguirme para acceder a todos los capítulos. Una vez que leas toda la historia, puedes dejar de seguirme si así lo deseas. Si no te aparecen los capít...