Save me - Capítulo 6

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|La diabólica Camila|

Camila POV

Camila estaba parada frente a la puerta de su habitación, con la mano en el picaporte, inmóvil. Había pasado la noche en vela, no sólo por el avanzado estado de su embarazo, sino por la decisión que había tomado. Era eso o el miedo a la pesadilla recurrente que...

Sacudió la cabeza, espantando la imagen en blanco y negro e inspiró profundo buscando valor, la aguja en su pajar. Las voces de sus hijos, en el piso inferior, listos para marcharse a sus partidos de fútbol, retumbaron sin pudor. No esperó más, movió el picaporte y salió al pasillo rumbo a la escalera. Desde arriba los detuvo.

Saludó uno a uno y les deseo suerte, mientras les acomodaba el uniforme o un mechón rebelde que no habían podido peinar. Dejó un beso en cada mejilla antes de salir y se apuró a la cocina, donde su esposo, bebía los últimos sorbos de su taza de café.

—¿Te despertaron? —dijo él, condescendiente.

—Está bien.

—No dormiste bien anoche —David dibujó los círculos oscuros bajo sus ojos y ella sonrió, apartándose apenas.

—¿Tienes un momento?

—Sí, seguro.

—Anoche estuve pensando sobre el bautismo de Dalia. —David sonrió resignado y se apoyó en la mesada con los brazos cruzados a la altura del pecho, como si supiera de que se trataba.

—Siempre adelantada.

—Yo quisiera...

—Camila, —dijo él con una sonrisa, queriendo suavizar el tono con el que iba remarcar su siguiente frase— la iglesia no es un punto negociable en el bautismo de mis hijos, es una tradición familiar. Nosotros fuimos bautizados allí, Danna y los niños también, Dalia...

—No tengo problemas con la iglesia, en tanto podamos hablar de los padrinos.

La expresión de David se congeló, esa típica posición que tomaba cuando no quería que lo que en realidad sentía se reflejara, casi siempre en el preludio a la tormenta. El vientre de Camila se contrajo y eso se reflejó en su rostro. Como por arte de magia, él volvió a su sonrisa cerrada y ella volvió a respirar. Con el silencio entre ellos, invisible como su distancia, y también creciente, Camila tomó el guante y continuó, valiente como el ratón frente al león.

—Quisiera pedirle a Dinah que sea la madrina de Dalia... —David soltó una carcajada y la tomó de ambos hombros con suavidad.

—Cariño, por mí está bien, como siempre lo ha estado. Dinah siempre ha sido mi primera opción, sabes lo importante que es para mí el papel de los padrinos en la crianza y... —Camila siguió hablando, aunque sus palabras se perdieran entre su voz diluida en susurro y la diatriba religiosa y moral sobre la importancia del padrinazgo de su marido.

—... y a Robert que sea el padrino.

—... no es un papel que dejaría en manos de cualquier... ¿Qué?

Camila cerró la boca y retrocedió dos pasos, los dos que David avanzó sin su eterna sonrisa.

—¿Qué dijiste?

—Bueno, eso... que quiero que Dinah sea la madrina de Dalia —cuando él ladeó la cabeza, esperando el resto de la frase, ella inspiró profundo otra vez y exhaló largo. Él miró automáticamente su vientre abultado y relajó la postura, temiendo quizás, molestar a la bebé y no a ella.

—Mila...

—Estoy bien. Dije —y el coraje le brotó por los poros, con toda la inmunidad que su estado grávido le daba— que quiero que Dinah y Bobby sean los padrinos de Dalia.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora