Forgive me - Capítulo 27

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|Esclavas del amor|

Ya estaba llorando cuando bajó de la camioneta. Como pocas veces, la calle aledaña al sector que siempre visitaba estaba llena de automóviles. Tuvo que avanzar hasta la segunda capilla para encontrar un lugar y poder estacionar. Mientras rodeaba la Van hacia el portón trasero, miró de reojo la capilla.

Era mucho más pequeña que la principal, techo a dos aguas y paredes de piedra. Parecía más vieja que la que siempre visitaba.

Sacó el arreglo floral que había recibido más temprano y caminó casi cien metros hasta la lápida incrustada en el césped verde. Se quedó un minuto leyendo y releyendo el nombre y las dos fechas que estaban grabadas allí. El tiempo y su significado eran algo abstracto y su percepción, personal. Iban a cumplirse dos años de la muerte de su mejor amiga y ella seguía llorando, seguía sangrando. Tanta agua había pasado bajo el puente y nada de esa corriente podía arrastrar lejos su dolor.

Miró el cielo, digno del escenario donde estaba: gris, pesado, sin viento pero con olor a lluvia. 

Como cada vez que iba, se inclinó de rodillas y elevó una silenciosa plegaria por el descanso de su amiga. Su ausencia le pesaba, le dolía y sentía un pecado capital olvidarla.

—Te extraño tanto...

Como había hecho su hija más temprano, eligió las flores más lindas del arreglo. A Dinah le encantaban los lirios y esos fueron, en sus variados colores, los que apartó.

—Las flores nunca han sido mi fuerte, pero ella no lo sabe. ¿Cómo puedo escapar si me persigue como una sombra?

Camila sabía que Dinah hubiera sido implacable en su defensa, que Lauren se hubiera enfrentado a una leona si se animaba a acercarse, a amenazar a su amiga. Pero también era cierto que Dinah había cambiado su discurso en el último tiempo. La mirada del amor a través del cristal de la mortalidad, le da a todo un tinte diferente.

—No sé qué hacer. Te necesito tanto, tú hubieras sabido cómo salir de esto...

¿Lo hubiera sabido? Acomodó los lirios elegidos en el florero oculto en la tierra y los ordenó hasta que parecían sacados de una florería. Se perdió en su arreglo floral recordando las palabras de su amiga.

Cuando la usó como excusa para huir con ella por Europa, le dio un discurso moralista sobre las instituciones, el matrimonio y la familia. Cuando le pagó el viaje a Los Ángeles, le siguió la corriente como a una loca. Cuando le confesó que era la madre de Dalia, casi la empuja a buscarla y recuperarla porque, aunque jamás se lo hubiera confesado, Dinah sabía, como sabía todo, que su matrimonio era una fachada, una máscara que estaba a punto de caer.

—¿Será mucho pedir un poco de unidad de criterio? Con ella aquí... ¿Qué hubieras hecho?

Su mano, casi con vida propia, fue al bolsillo trasero de su pantalón. Sí, ahí estaba la tarjeta que había llegado con el arreglo. La miró como si estuviera por abrir la caja de Pandora, y un poco de eso había en ese sobre. Sus palabras, como su imagen, eran un peligro latente que ella conocía. Tenía que saber mantenerse a distancia, pero ella nunca hacía las cosas bien. Abrió el sobre y leyó:

"Lucharé por ti hasta mi última respiración, con el último latido de mi corazón, con cada gota de sangre que corre por mis venas, hasta que no haya en mí más sudor ni lágrimas. Me arrastraré hasta que sangren mis rodillas para que vuelvas a mi lado. Pelearé hasta que tus ojos sean los que me digan que no me amas, y será ese momento en el que dejaré de luchar, porque ya no tendré por qué vivir."

Hubo un trueno lejano, presagio de la tormenta. Camila leyó una y otra vez sus palabras, sus promesas. Estaba atrapada.

—Sí, vino a destruir todo, a arrasar con mi vida, yo incluida.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora