|La compañía menos esperada|
Todos estaban desconcertados con la actitud de David, que, si bien no era el más sociable del grupo, siempre había sido en extremo educado. Las miradas de compasión descansaban en Camila, que intentaba regularizar su respiración, perdida durante el breve monólogo de su marido. La ira y el dolor iban cobrando cuerpo dentro de ella, como un demonio que la poseía. Tenía el estómago estrangulado y revuelto, el frío iba drenando la sangre de su cuerpo y una fina capa de sudor hacía que la tela de su ropa se le pegara al cuerpo.
—¿Estás bien? —La voz que pronunció la pregunta fue la que menos esperaba.
Sus ojos perdidos en la nada reenfocaron en la persona que había articulado la frase, exactamente del otro lado de la mesa. Inclinó la cabeza a un costado como si estuviera sopesando las palabras para encontrar la respuesta adecuada.
—Mila...
El apelativo detonó en su cerebro como la granada que había perdido su seguro hacía un rato atrás.
Explotó y calentó a punto de ebullición toda la furia que se levantaba contra su marido, la frustración que la embargaba, el dolor, el miedo, y todo eso la hizo reaccionar como un animal herido y acorralado. La dueña de la voz que se había animado a romper el silencio, desató la tormenta.
—Perdón, estás a millones de años luz de ese nombre.
—No entiendo.
—No te atrevas a...
—Camila —Robert intervino con un susurro, acercando a Paige a su lado, protegiéndola, como si estuviera viendo venir el Tsunami que estaba formándose justo del otro lado de la mesa.
—¿Qué?
—Cálmate.
—¿Por qué? ¿Por qué me voy a calmar?
Camila podía sentir la furia construyéndose en el centro de su cuerpo, subiendo en oleadas de calor, como si fueran lenguas de fuego quemándola por dentro, escalando por las ruinas de su cuerpo, una carcasa vacía que alguna vez había albergado amor, y, sin embargo, en ese momento sólo era un continente de rancios sentimientos producto de sus malas decisiones.
Normani y Ally, desde ambas puntas de la mesa, se incorporaron despacio imitando el gesto de Camila y Robert, que estaban a punto de enfrentarse.
Se apoyó en la mesa con ambos puños, enfocada en la joven que la miraba sin moverse, su mirada condescendiente elevando los niveles de furia en la mujer que se había puesto de pie, en lugar de calmar las aguas.
—¿Quién te crees que eres? Porque él te esté aceptando en su cama —dijo señalando a Robert sin mirarlo—, que ella esté enferma de rodillas estirando la alfombra roja por la que caminas —dijo estirando después la mano a su izquierda hacia Normani, que retrocedió con la mano en la boca sin poder dar crédito a lo que escuchaba—... que todos —y miró a Ally de costado como si fuera la más culpable de todos en la condena por traición—, te estén dando un lugar que tiene dueña no significa que yo tenga que seguir este rebaño. Te queda mucho camino todavía por recorrer para que siquiera puedas llamarme de esa manera. Todavía te queda muy grande ese espacio, por lo menos para mí.
—Estás equivocada.
—¿Ah, sí? —Robert puso la mano en el hombro de Paige, instándola a callar, su mirada ablandándose mientras comprendía qué era lo que le estaba pasando, cuál era su necesidad de dejar salir las palabras que sólo eran un reflejo de todo el dolor que llevaba por dentro. Él lo sabía, él había pasado por eso mismo, él había estado allí—. Sólo porque no compro tu imagen de chica buena. ¡Discúlpame! Siempre soy yo la equivocada.
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Lie to me - Camren G!P
Fanfiction+Historia temporal. Recuerda que es una historia publicada de manera privada, por lo que necesitas seguirme para acceder a todos los capítulos. Una vez que leas toda la historia, puedes dejar de seguirme si así lo deseas. Si no te aparecen los capít...